Impávidos ante todo

Reprobar la violencia que atenaza hoy a Ecuador es más que pronunciarse. Es reaccionar ante las agresiones. Como lo hará este Diario ante acciones amenazantes con un periodismo más incómodo hasta exponer a los que hacen mal al país

La violencia ha herido al país entero. A unos, literalmente, con balas de la delincuencia, con golpes de la discriminación de género, con detonaciones de los que quieren amenazar. No hay ecuatoriano que no tenga un familiar, amigo o conocido que no haya visto de cerca las consecuencias de la agresiva vida en que se ha convertido el pasar de los días en el país.

Repudiar la violencia como mensaje se ha quedado corto ante la situación, mostrar el rechazo ante los delincuentes o los corruptos es una demostración apenas superficial. El ambiente se ha cargado tanto que el ciudadano se ha quedado impávido. Nadie sale de su baldosa para ayudar a otro. Será miedo, será incapacidad de asombro, será indiferencia. Lo cierto es que un fiscal murió a su suerte asesinado en una plaza céntrica y siempre concurrida mientras lo grababan y a una mujer la mataron en un centro policial pese a gritar y ser oída en los cuartos colindantes. Nadie actuó.

Reprobar la violencia hoy es también reaccionar. Como lo hará este Diario ante quienes dirigen acciones amenazantes en un intento de silenciar a la prensa incómoda. La respuesta del periodismo a las amedrentaciones será investigar más hasta que queden expuestos los que tanto mal hacen al país con el dinero de todos.