Figuras decorativas

No se puede continuar hablando de riesgos como si la dilapidación del dinero de todos los ecuatorianos no ocurriera todos los días en las contrataciones públicas

El país está cansado de diagnósticos y de recetas de lucha anticorrupción, que lo único que han hecho es alimentar el nivel de gasto de los recursos del Estado en el pago de salarios a funcionarios que no han logrado ningún tipo de resultado positivo.

El anuncio de una secretaría de la Presidencia de la República, de que hay un alto riesgo de corrupción en nueve áreas del estado, entre ellas la petrolera, es desconocer que los tentáculos de este mal han permeado a todo el aparato estatal y a los diversos niveles de gobierno, no solo el central. No se puede continuar hablando de riesgos como si la dilapidación del dinero de todos los ecuatorianos no ocurriera todos los días en las contrataciones públicas.

No existe garantía alguna de que la actual Secretaría, con diez funcionarios de alto nivel y otros diez de soporte, con enunciados de políticas y acciones preventivas, vaya a terminar con un flagelo que se apodera de la riqueza petrolera ante la vista y paciencia de quienes están en el poder.

Basta del borra y va de nuevo de las autoridades de turno como si estuviesen ensayando una puesta en escena. El combate a la corrupción debe hacerse, arrancando de raíz a las redes de corrupción enquistadas en las entidades.