Festejo inteligente

La ciudadanía debe festejar con mesura, las autoridades poniendo por fin a funcionar el Metro. Es así como se debe celebrar a Quito

¡Que viva Quito! Que se celebre como se merece la fundación de la ciudad y que se renueve el optimismo, pero con inteligencia. Pensando en el futuro inmediato y las posibles consecuencias si es que los festejos no toman en cuenta la bioseguridad. El no observar las reglas de la nueva normalidad puede llevar a que se traslapen procesos de contagio: los de las fiestas capitalinas con las de Navidad y Fin de Año, lo que provocaría una saturación de centros hospitalarios y la latente posibilidad de que sea necesario un nuevo confinamiento. La economía no lo soportaría y tampoco la salud mental de la mayoría de la población.

La aparición de la nueva variante ómicron, debido a su alta virulencia, potencia el riesgo de un repunte pandémico, por lo que la mesura por parte de la población se vuelve indispensable. Este sería el mejor regalo que la ciudadanía puede dar a Quito.

Las autoridades de la capital, en cambio, bien harían en concentrar sus esfuerzos en hacer funcionar por fin el Metro, contribuyendo así a mejorar el problema de la movilidad. Sería un aporte contundente, fundamental para mejorar la calidad de vida de los quiteños, y sobre todo perdurable, más allá de conciertos, serenatas y festivales, que brindan alegría momentánea y luego se desvanecen como fuegos artificiales.