Editorial: Educación y control para bajar accidentes

Además de exceder los límites de velocidad y de manejar ebrios, los conductores usan los carriles discrecionalmente

La Ruta Viva y la Av. Simón Bolívar son escenarios de escalofriantes y trágicos accidentes de tránsito en Quito. Si bien los datos oficiales hablan de una leve reducción, las estadísticas siguen siendo preocupantes. Al menos tres accidentes graves se produjeron en la Ruta Viva durante los dos primeros meses del año, casi en el mismo sitio, con camiones que perdieron los frenos; y prácticamente a diario se registran choques con los postes de luz. En la Simón Bolívar casi todos los días hay siniestros que, cuando no producen muertes, colapsan la movilidad en la ciudad. Todo esto pese a los esfuerzos del Municipio de Quito para bajar los índices de accidentes. ¿Qué está fallando? Evidentemente los correctivos de la municipalidad no han funcionado. Ese organismo sostiene que la mayor causa de accidentes es el exceso de velocidad y en verdad gran parte de la responsabilidad es de los conductores: en lo que va del año se han detenido más de medio centenar de choferes ebrios. Es evidente entonces que tampoco existe educación vial, pues además de las infracciones citadas, los carriles se usan discrecionalmente: los más lentos van por el carril izquierdo, reservado para adelantar, y los más rápidos usan el carril derecho para rebasar. Nadie les que enseña que eso no está bien, ni nadie controla, menos sanciona, a los infractores, lo cual se replica en todo el país.