Critiquen a la alcaldesa
Hay infinidad de motivos para cuestionar a la alcaldesa de Guayaquil por su gestión. Nada más hay que sacar la cabeza por la ventana para poder quejarse de algo. Pero el único ruido que encuentra eco es sobre su ropa, su vida o su carácter
Quien se presenta a unas elecciones y accede a un cargo como el de alcaldesa está expuesto a las críticas. Critiquen a la alcaldesa, sí. Motivos no faltan. Pero critíquenla por su gestión, no por su vida ni por sus gustos ni por su ropa. Más allá de los criterios estéticos -que son particularísimos, hay razones suficientes para poner el radar en las irregularidades municipales. No por nada tiene abiertas la autoridad cuatro investigaciones en la Fiscalía, como para que el único ruido que encuentra eco en la ciudadanía sea sobre su forma de ser y vivir. De los recursos públicos regados en nadie sabe qué, no hay quien hable; pero de los huecos de sus jeans o de su estado sentimental no hace falta más que un comentario para que se agite la conversación.
Eso no habla mal de ella, sino de los ciudadanos. Los responsables del voto que eligen quién nos gobierna están más preocupados por temas banales y superficialidades que en nada atañen a las condiciones de vida de los guayaquileños que por tener calles en buen estado, seguridad, dinamismo económico, transparencia, eficiencia en los trámites municipales y, sobre todo, para que lo que se paga en impuestos se transforme en servicios y no en utilidades particulares.