Editoriales

No más de lo mismo

'Si los visitantes merecen respeto, también los propios habitantes, quienes pagan cumplidamente sus impuestos a cambio de tener servicios de calidad, lo cual no es una dádiva de la autoridad, sino un derecho legítimo'.

Lo ocurrido en Salinas durante el feriado de carnaval convirtió otra vez en tendencia a este balneario, no solo por la mancha negra de aguas lluvias que se mezcló con el mar ante el asombro de los turistas, sino también por la reacción de las autoridades locales, que asumieron el hecho como normal. Según ellos esto ha ocurrido desde hace muchos años, ya que, al parecer, es la única forma de desfogue que tiene la ciudad para evitar inundaciones. Sin embargo, resolver el problema no solo es una cuestión de dinero, sino de decisión y creatividad. Si los visitantes merecen respeto, también los propios habitantes, quienes pagan cumplidamente sus impuestos a cambio de tener servicios de calidad, lo cual no es una dádiva de la autoridad, sino un derecho legítimo. Por eso es impensable que la gente tenga que acostumbrarse al caos, porque sencillamente “así ha ocurrido siempre”. Los balnearios de la Costa tienen múltiples inconvenientes, entre ellos la inseguridad y el desorden que se aprecia en las calles durante los días de asueto, que se deben resolver de inmediato. El clamor ciudadano se debe escuchar; de lo contrario, esto seguirá ocurriendo a vista y paciencia de quienes fueron elegidos para mejorar la calidad de vida de todos quienes los visitan y habitan.