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Democracia, elección e incertidumbre

Avatar del Willington Paredes

La poselección dejó un claroscuro que extravía la razón. El clientelismo y demagogia coparon todo. Unos más, otros menos. La mayoría quiso ser mesías, debilitando la democracia. El correísmo regaló micas a taxistas, hizo pruebas rápidas en sectores, repartió medicinas y fueron con formularios para la entrega de $ 1.000. Dieron porciones de comida, enlatados, etc., en barrios pobres del litoral. Todos obsequiaron camisetas, gorras y mascarillas. No tomaron medidas de bioseguridad: números de personas, distanciamiento en caravanas. Lo cierto: la institucionalidad no fue fortalecida por un accionar democrático, libre, transparente y sin “regalos” de campaña.

Otro claroscuro: la cifra de Pachakutik e ID requiere estadísticas históricas. Revivió la bicicleta de Eusebio de 1950-1960. Un dirigente indígena con saxo, sin rondador; no bailando sanjuanito sino merengue urbano con novia gringa y temas ambientales que motivan a jóvenes. Un empresario en patineta; bingos barriales con premios, vedetes y chicos pinteros visitando barrios. Regalaron alcohol, gel, leche y enlatados. El fin de un caudillo populista. Dinero de narcoguerrilla bailando ballenato. Todo es paradójico y obscurecido a propósito. Lo ridículo: por primera vez en la historia un CNE hizo conteo rápido. Y con la muestra sin concluir, su presidenta señaló cifras y posiciones. Las aguas se enturbiaron cuando un líder indígena proclamó los resultados de esa encuesta como verdad. Luego amenazó con movilizaciones y otra vez el odio étnico salió a flote. Así se armó el actual pandemonio. El radical y agresivo etnocentrista, Iza, que estuvo contra Yaku, amenaza con acciones radicales. Las encuestadoras acertaron y erraron. Las sorpresas: el renacer de la ID en patineta y un activista contra la corrupción del correísmo sin apoyo. Para cerrar, un acuerdo-desacuerdo incierto y después fuego cruzado, de Lasso y Yaku.

Los nulos y blancos ganaron a 12 candidatos. El ausentismo por temor a la pandemia no se dio, vendrán los efectos. Afuera de los recintos electorales: caos, tumulto y anarquía. Cada elección del Ecuador macondiano, motivaría al Gabo a escribir otra novela: “Ecuador: clientelismo y cien años de precaria democracia e incertidumbre”.