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Salud pública

Avatar del Sophia Forneris

La meta es proteger la salud de la población, promover estilos de vida saludables y mejorar su estado y bienestar a través de programas cuyo fin sea justamente la promoción y protección de la salud.

Después de la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo llegó a Guayaquil, una ciudad llena de potencial que necesitaba de manera urgente alguien que conozca sobre salud pública. Viendo la necesidad, él fundó Aprofe y empezó a crear la idea de salud pública a nivel nacional, que es la disciplina que se encarga de estudiar la salud y la enfermedad en las poblaciones. La meta es proteger la salud de la población, promover estilos de vida saludables y mejorar su estado y bienestar a través de programas cuyo fin sea justamente la promoción y protección de la salud. La salud pública no era una vocación conocida hace 50 años. No existían carreras universitarias que preparen a jóvenes para esa especialidad. Sin embargo, había doctores, demógrafos y epidemiólogos que sabían la importancia y necesidad de crear esta nueva rama en salud. Ahora, después de la pandemia de COVID-19, no hay dudas de que es una carrera extremadamente necesaria.

El Gobierno requiere gente preparada tomando decisiones sobre salud pública. De hecho creo que el debería impulsar a través de becas y ayuda económica a individuos para poder estudiar en las mejores universidades del mundo, para así verdaderamente poder transformar la salud pública de nuestro país. Usemos como ejemplo países de primer mundo y apliquemos políticas similares en el nuestro. No hay necesidad de inventarse programas ni de crear estructuras complicadas. Podemos aprender de los individuos que crearon estas carreras.

Como comunidad es nuestro deber exigir que los profesionales a cargo de la salud pública de Ecuador sean individuos entrenados, mas no el amigo del ministro que está ese año. La salud pública es importante y sin cabeceras claras y preparadas nunca veremos resultados.

La salud pública maneja proyectos de malnutrición, de prevención de enfermedades y hasta de medir cuál podría ser la siguiente pandemia mundial. Sin profesionales capacitados y con experiencia vamos a seguir en este limbo de incertidumbre comunal.