El imperio ecuatoriano

Veamos las similitudes en nuestro gobierno y no esperemos colapsar como los romanos para tomar un nuevo rumbo
Desde su colapso en 476 d. C., los académicos han tratado de averiguar cómo la civilización romana, una de las más poderosas de la historia humana, enfrentó una derrota tan humillante. El Imperio romano no se derrumbó por una sola razón, sino por siglos de problemas sin resolver. Al igual que Ecuador, nunca estuvo totalmente libre de corrupción, pero alcanzó su ‘peak’ en el siglo III. Los funcionarios del gobierno y los intermediarios se interesaron más en su propio bienestar que en el del Imperio. Las autoridades romanas perdieron la confianza entre sí por temor a que el otro las apuñalara por la espalda. La traición de la famosa Guardia Pretoriana es el mejor ejemplo. Originalmente creada para servir de guardaespaldas de élite al emperador, se convirtió en una de las principales causas de muerte para la autoridad suprema romana. A menudo pagados o seducidos con promociones por parte de los rivales políticos del emperador, los pretorianos aprovecharon la oportunidad de matar al hombre que juraron proteger. En el siglo V, el clima cálido y templado del Mediterráneo y Europa occidental se volvió inusualmente frío. El cambio repentino resultó en malas cosechas y condujo a la escasez de alimentos en todo el Imperio romano occidental, lo que también afectó a las tribus bárbaras del norte, provocando su desplazamiento hacia el sur en busca de un clima más estable y habitable. Ello exacerbó los innumerables problemas que enfrentaba el Imperio en ese momento. Incapaces de cuidar de sus propios ciudadanos junto con los recién llegados, muchos romanos murieron de hambre o recurrieron a la delincuencia para encontrar comida. Los siglos IV y V produjeron algunos de los peores líderes del Imperio romano. Hombres indecisos, ineptos y corruptos. Los últimos 20 años hubo nueve emperadores asesinados, exiliados o muertos por causas naturales poco después de tomar el poder.
La caída del Imperio romano puede enseñarnos muchas cosas sobre el colapso y la regresión de la sociedad. La mayoría de las deficiencias de una civilización en declive provienen del interior, no del exterior. Veamos las similitudes en nuestro gobierno y no esperemos colapsar como los romanos para tomar un nuevo rumbo.