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El Ecuador del futuro en 1988

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Quiero pensar que las cosas han cambiado y que este año electoral vamos a posicionar a delegados que verdaderamente trabajen por el bienestar de nuestra comunidad. Representantes que piensen en el futuro de Ecuador

Una de las cosas inusuales de mi vida es que mi abuelo escribió algunos libros. Unos narran su vida, otros hablan de sus ideologías y la organización que fundó. Hace unos meses empecé a leer su libro La Ruta y encontré un capítulo del futuro que él veía para Ecuador. Él creía que un país logra tener una política de población cuando sus planificadores incluyen este parámetro en el marco de su crecimiento sostenible, por medio de una programación a largo plazo, a diferencia de la planificación clásica, dedicada a razones políticas, a acciones de corto plazo. La política de población ecuatoriana debe tener un solo propósito, decía mi abuelo, mejorar la calidad de vida, y para realizarlo se debe armonizar el crecimiento poblacional con los recursos, influenciar la distribución territorial de la población creando polos de desarrollo e implementar una política agraria que estimule al productor. La realización de esta tarea involucra no solo aciones de políticas administrativas, sino una modificación de normas de comportamiento que, dentro de la escasa movilidad que tienen todos los reflejos sociales, debe ser estimulada por un continuo proceso de información y educación. El Estado debe contar, fuera de su administración, con apoyo de instituciones que por tradición forman parte de la opinión pública y representan uno de los motores básicos de la democracia: universidades, medios de comunicación social, grupos femeninos, fuerzas vivas, agrarias, industriales y comerciales; profesiones y organizaciones privadas dedicadas a la planificación familiar, siendo estas las que en la actualidad tienen la más completa y efectiva organización en esta área.

Planificación poblacional con crecimiento sostenible no es una idea innovadora. Ya en 1988 teníamos ecuatorianos advirtiéndonos la importancia de una programación para el desarrollo de nuestra ciudad. Claramente nuestros políticos en ese tiempo no le dieron importancia. Quiero pensar que las cosas han cambiado y que este año electoral vamos a posicionar a delegados que verdaderamente trabajen por el bienestar de nuestra comunidad. Representantes que piensen en el futuro de Ecuador.