Columnas

Peligro latente

Cualquiera con un mínimo de inteligencia entiende que no aplica la regulación constitucional de los derechos a la destitución del presidente. ¿Por qué? Redundancia: no es aplicable.

Las únicas causales aplicables a tal fin son las que establece el art. 130 de la Constitución: grave crisis política y conmoción interna y arrogación de funciones. De ahí que iniciar un procedimiento para destituir al presidente por cualquier otra acción no tiene ni pies ni cabeza.

No hay cómo estirar la sábana para convertir una investigación internacional sobre inversiones en paraísos fiscales en causal de destitución. Aun si el presidente hubiera violado la ley, su conducta no lo convierte en reo de destitución, pues el art. 130 no es aplicable a ninguna otra conducta.

Alguien podrá sostener que los agenciosos “patriotas” no entienden el concepto de aplicabilidad. Que les falta yodo, ácido fólico y no sé cuantos aminoácidos esenciales. Pero lo cierto es que, aunque pudiera parecer una inocente travesura más, de las que suele cometer este bárbaro organismo mal llamado Asamblea, esto revela algo fundamental: quienes aprobaron el ridículo Informe Pandora no deben ser legisladores. Son capaces de violar descaradamente la Constitución. Y no son solo ellos, sino todos quienes iban a votar por la destitución y se quedaron con la bata alzada gracias a la oposición sensata -hay que precisarlo- que en este tema decidió hacer el PSC, al robársele los huevos al aguilucho belga.

Que una gran parte de la Asamblea fuera capaz de votar por semejante bodrio, constituye un serio peligro para la democracia ecuatoriana. No solo muestra que no hemos avanzado un solo paso desde el año 1997, cuando se destituyó al presidente por “loco”, sino que -aunque ahora no lo veamos- esta gente está dispuesta a todo, sin importar lo que ordenen la Constitución y la ley. Que harán lo que les ordene su desesperado líder, con tal de desestabilizar al Gobierno. Que están ahí… acechando. A la caza de la primera oportunidad. Que el peligro está latente.

Y ese es un inmenso riesgo para el país.