Columnas

De navidades, años nuevos y buenos deseos

Finalmente, deberá mantenerse alerta ante los intentos golpistas que asedian constantemente desde los áticos más recónditos hasta los páramos más próximos

Si el 2020 fue un año de pandemia, crisis sanitaria, muertes, corrupción, ineficiencia, inoperancia, desempleo, estancamiento e incertidumbre, sin duda el 2021 ha sido un año de grandes cambios, y quizás la piedra angular de estos cambios fue la finalmente acertada elección presidencial. En abril de este año el país eligió un presidente con las capacidades necesarias para hacer frente a los problemas que agobian a nuestro país, un presidente que supo abocar todo su contingente a lo más urgente, a lo que no admitía demora alguna, las vacunas, logrando en apenas cien días ubicar a nuestro país a la cabeza en la región y convirtiéndolo en un referente a nivel mundial en cobertura de vacunación. Este logro se debió a su evidente capacidad de gestión y a su habilidad para rodearse de gente competente que le permitió asegurar de forma simultánea el abastecimiento de las vacunas, su distribución a lo largo del territorio nacional y su debida aplicación a través de centros de salud, posibilitando llevar incluso un registro minucioso que aseguraba minimizar la corrupción o las vacunas vip. Esto ha sido el mayor logro del Gobierno y no debe ser olvidado por aquello de que la satisfacción de una necesidad extingue el deseo. Ahora, ya con la vacuna en el hombro, hasta en terceras dosis, no podemos menospreciar el enorme esfuerzo que significó lograrlo. Un año atrás ni soñábamos con las vacunas ni con celebrar las Navidades en familia, vivíamos en estados de excepción, con toques de queda y restricciones hasta para darnos un abrazo en la Nochebuena. No soñábamos con la posibilidad de tener un gobierno competente, honesto.

La pesadilla del 2020 quedó en el pasado, el 2021 nos trajo la esperanza de cambio. Un cambio que no estuvo excepto de muchas dificultades, pues el éxito alcanzado en el plan de vacunación contrastó con el pobre manejo político del Gobierno, con su torpeza para lograr acuerdos en la Asamblea, con su evidente incapacidad para manejar la violencia en las cárceles y en las calles; pero al parecer, en el camino fue aprendiendo y cosechando resultados adicionales, logrando desarticular las marchas indígenas y las protestas por la eliminación de subsidios, logrando incluso lo impensable, el aprobar una ley tributaria por el ministerio de la ley sin que se revele aún el costo de dicha maniobra.

¿Qué nos depara el 2022 y hacia dónde se deberían enfilar los esfuerzos del Gobierno? Sin duda se deberá mantener la guardia frente al virus y las nuevas variantes que vayan apareciendo; deberán crearse las condiciones necesarias para impulsar la generación de trabajos, especialmente luego del desproporcionado incremento salarial que podría afectar seriamente la oferta laboral. El Gobierno deberá enfocarse en disminuir la pobreza impulsando la participación activa del sector privado, especialmente luego de la ley tributaria que afectará negativamente al sector empresarial. Deberá iniciar un franco proceso de reestructuración y redimensionamiento que permita poner las cuentas fiscales en orden a fin de no tener que recurrir nuevamente al bolsillo de todos. Finalmente, deberá mantenerse alerta ante los intentos golpistas que asedian constantemente desde los áticos más recónditos hasta los páramos más próximos.

Así, una feliz Navidad y un próspero 2022.