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Paul E. Palacios | Jubilación patronal

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Es vital reformar el mecanismo de jubilación patronal existente 

El Gobierno se encuentra empeñado, tanto como las organizaciones laborales, en lograr una reforma al sistema de jubilación patronal que hoy rige. Esto es necesario, y me congratula que exista concordancia en la idea de hacerlo, pues en la forma en la que está concebida hoy la jubilación patronal es un estímulo perverso para generar desempleo y falta de compromiso mutuo de largo plazo.

Para recordar: la jubilación patronal es un derecho que mantienen los trabajadores en relación de dependencia sujetos al Código del Trabajo, que han cumplido 25 años o más de trabajo con el mismo empleador. Quienes hayan cumplido 20 años, y hasta 25 años, podrán acogerse a un pago proporcional. Las empresas tienen la obligación de realizar una provisión (generalmente solo contable) del valor de dicha jubilación a lo largo del tiempo de la relación laboral, y este cálculo es fruto de un estudio actuarial. Sin embargo, muchas empresas evitan el pago acogiéndose legalmente a la posibilidad de terminar la relación laboral antes de los 20 años.

Esto es complejo para el colaborador, pues en muchos casos tiene una edad entre 45 y 55 años, encontrando menos posibilidades de emplearse, en especial en funciones muy especializadas.

Para la empresa es igual de inconveniente, pues a pesar de ‘ahorrarse’ el valor de jubilación patronal, pierde el capital humano de experiencia, especialmente en trabajos muy técnicos.

La idea es que, a lo largo de la vida laboral, la empresa y el trabajador aporten un valor a una cuenta individual, la cual, si el día de mañana el trabajador se desvincula, no la pierda, y sea alimentada de igual forma en su nueva relación laboral hasta su retiro, siendo un importante complemento de su jubilación con el IESS.

Pero donde está fallando la propuesta es que esto lo maneje el IESS a través del Biess. Como empleador, y en su momento como empleado, no quisiera que “se mezclen las platas”, y sirvan para financiar al Estado. Esto debe ser manejado muy bien supervisado, donde el trabajador decida, y ser fuente de financiamiento del crecimiento productivo en el país.