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17,4 y la inflación ignorada

Avatar del Jorge Jalil

¿En qué momento la oscura ambición política y el irrespeto a la gente a la que dicen que quieren servir vencieron el sentido común?

Es 17,4 el número promedio según estadísticas oficiales de la cantidad de muertes violentas que existen en el Ecuador a diario.

Los que también parecen que serán un número cercano a 17 son aquellos que se postulen para ser presidentes de nuestro país.

¿En qué momento la oscura ambición política y el irrespeto a la gente a la que dicen que quieren servir vencieron el sentido común?

En efecto, vivimos en una democracia donde cualquier ciudadano que cumpla con los requisitos establecidos en la Constitución y que cuente con el respaldo de un movimiento o partido político debidamente inscrito tiene derecho a presentarse como candidato a unas elecciones. Lo que pasó, en mi caso, es que mi aparente ingenuidad y yo nos equivocamos al creer que frente al latente peligro de perder por completo al país, los ‘líderes’ viejos y nuevos (porque ambos se han sacado la máscara) se pondrían de acuerdo para que llegue a la presidencia alguien que entienda los problemas del país y tenga un verdadero plan para rescatar a nuestra patria.

Es legítimo querer llegar al poder, sobre todo si existe la posibilidad de lograrlo; lo que no es justo es creerse con derecho a utilizar recursos del Estado para alimentar su ego y ‘posicionarse’, quizás, para unas próximas elecciones.

El otro día vi funcionarios del Gobierno hablar de cómo la economía ha mejorado, cómo se ha reducido el desempleo (mezclando empleo adecuado y no adecuado e inflando los números, cuando en 2022, según el IESS, solo aumentaron 77 mil afiliados), de cómo iban a bajar impuestos y del déficit fiscal.

Pero y, ¿el impuesto oculto? Ese que pagan los honestos dueños de negocios por miedo a lo peor, ese impuesto que se traslada al consumidor final y genera una inflación que hasta ahora ha sido ignorada.

Le pido a Dios que la consciencia de aquellos que en el fondo saben que no tienen ni la capacidad, ni el equipo ni el plan para enderezar este barco a la deriva los lleve a recapacitar y den un paso al costado; si no en unos años ya no va a haber país para salvar ni elecciones que valgan.