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Mi regalo navideño

Avatar del Francisco Huerta

"Dediquemos estas fiestas a nosotros mismos. A pensar en el beneficio colectivo" 

Esta Navidad, a tres semanas de distancia, me hace pensar en lo que quiero regalarme a mí mismo.

Aplazo la enunciación de ese deseo, largamente acariciado para, antes, unirme al ¡Viva Quito! de estos días y especialmente el de mañana. Un año más de fundación española bien vale celebrarlo como es debido pero, con mascarilla y con distanciamiento físico. Con alcohol por dentro: poco, y por fuera: mucho. No sea que después del gusto llegue el susto. Hay que aprender a celebrar sin necesidad de participar en las grandes aglomeraciones. Hay que tenerle respeto al ómicron. Y dicho sea entre paréntesis: qué bueno que el coronavirus y sus variantes nos están haciendo aprender el alfabeto griego.

Volviendo a mi autorregalo quisiera poder conformar un comité de desarrollo de la Cuenca del Guayas. De carácter privado con finalidad pública. Sin burocratismo ni kikuyismo. Aterrizado y bien fundamentado con el aporte de los centros de educación superior de la región y también el de las prefecturas y los profesionales que deseen participar sin ánimo de lucro económico o electoral. Por puro civismo.

¿Será posible? Por supuesto que sí. Además, es urgente y necesario planificar el desarrollo de la región pensándola como su cuenca hidrográfica. Es una probada estrategia de planificación, sustentarla en cuencas hidrográficas. Por tanto hay que apurarse. No sea que de pronto nos quedemos sin ría Guayas. Lo cierto es que no podemos continuar haciendo acupuntura. Aquí me duele, aquí clavo la aguja. Es obligatorio tener un diagnóstico general de la situación antes de proceder a intentar planes terapéuticos.

Está muy bien que se piense en la desnutrición infantil como razón de un programa bandera pero, no podemos hacer programas nutricionales para los distintos parásitos que moran en los intestinos de los niños desnutridos como producto de la falta de agua potable o por la falta de calzado en un ambiente con mala disposición de excretas. Una planificación adecuada permitiría establecer un orden de prioridades en la acción pública y una más acertada orientación del gasto público. Veamos.