Premium

No seamos tontos

Avatar del Catrina Tala

Sería ideal prepararnos para elegir bien en agosto, aunque no tengamos a los mejores candidatos. ​

Estos días, a propósito de las nuevas candidaturas, me sigue martillando en la cabeza esta sensación de enojo y frustración cuando escucho “él nos va a sacar de la violencia que vivimos”, “él nos sacará de la corrupción instaurada”, “él es el que sabe cómo”.

Es comprensible que, en medio de la desesperación que vivimos en el país, empecemos a creer que hay una persona que podría cambiarlo todo en un año y medio.

Pero viéndolo objetivamente, eso es tan ridículo como pensar que en cien minutos se iba a arreglar el país o que en seis meses se puede hacer lo que estaba programado para dos años -y no se hizo en los primeros dos-. Si eso fuera cierto, se admite que hubo fallas de ejecución. Si es posible hacer las cosas más rápido, ¿por qué no lo hicieron antes?

Es muy ingenuo creer que una persona hará la diferencia y es muy pretencioso venderse como un mesías. También resulta peligrosa esa necesidad de que nos salven, de que nos saquen de la inseguridad en la que vivimos, de que nos den algo de esperanza.

Tampoco me digan pesimista, pero pretender que las cosas se solucionen en tan poco tiempo nos hace volver a ese círculo vicioso del cual hemos sido incapaces de salir.

Por favor, no seamos tontos, no hay una varita mágica. Los problemas que hoy tiene el país no se solucionan en uno, ni en cuatro ni en ocho años. Son estructurales y tienen diversos orígenes.

¿Qué deberíamos hacer?

Sería ideal prepararnos para elegir bien en agosto, aunque no tengamos a los mejores candidatos.

Sería ideal que todos los que desean ser elegidos empiecen siendo honestos y, quizás, decir “este es un gobierno de transición; corregiremos, hablaremos con transparencia de lo que se encuentre, mantendremos al país informado con la verdad, y las decisiones que se tomen serán a mediano y largo plazo para que el presidente que venga después pueda ver el panorama con mayor claridad”. Pero no, sé que es mucho pedir. Tal vez yo también estoy creyendo en exceso.