Premium

Debates que no son debates

Avatar del Byron López

Tras esta amarga experiencia, piense mil veces antes de depositar su voto. Oiga un mal consejo y llegará a viejo

El debate es la acción de debatir, y debatir es polemizar, discutir sobre algo, contender. Un debate tiene, entre otros objetivos, el choque de ideas para que de él salga la luz. Por estas consideraciones cuando la ciudadanía ecuatoriana supo que habría debates entre los candidatos a las diversas dignidades a elegirse el próximo 5 de febrero, creyó que iba a haber un certamen de alta calidad, capaz de determinar por cuál candidato votaría, para que el voto no sea otra cosa que depositarlo en una ánfora y adiós. Pero como siempre sucede en nuestra realidad social y política, este anuncio defraudó pues de debate nada tuvo el de los candidatos a la Prefectura del Guayas. El ciudadano a quien le preocupa el porvenir de su provincia buscó pronunciamientos serios, que evidencien que los aspirantes están preparados para ejercer las funciones que buscan ‘con locura’. Además, el formato del debate dejó mucho que desear por la gran cantidad de candidatos -de quienes nada bueno se puede esperar porque pusieron a flote su falta de cultura general y el desconocimiento de los problemas de la jurisdicción que dicen gobernarían-; e impidió que los aspirantes tuvieran tiempo para réplicas y contrarréplicas, propias de un debate de esta naturaleza, lo que volvió soso y monótono el escucharlos prácticamente solos, sin que tuvieran al frente con quién polemizar. Esto no debe suceder si es que se anhela que haya una verdadera práctica de la democracia, pues de seguir así los debates pasarían a ser otro show de campaña electoral. No se entiende cómo es que el CNE ha pretendido elevar la calidad de los candidatos mediante estos debates. La pregunta que nos hacemos quienes nos preocupamos por la suerte del país es ¿cuál será el propósito de estos candidatos al lanzarse a la palestra sin la base cultural suficiente y sin un conocimiento profundo de las necesidades de su jurisdicción? Ofrecen el oro y el moro, y cuando no saben qué contestar hacen chistes para salir del paso. Luego de las elecciones, cuando han obtenido, en muchas ocasiones menos del uno por ciento de la votación, se retiran y nunca más suenan. ¿Pueden ser llamados políticos quienes actúan de esta manera? Tras esta amarga experiencia, piense mil veces antes de depositar su voto. Oiga un mal consejo y llegará a viejo.