Al rescate de la justicia

Es el clamor que se escucha en todo ecuatoriano tras los bochornosos incidentes suscitados por intervención de jueces y abogados que exhiben nulo respeto por la justicia, amparados en interpretaciones torcidas de las leyes, mal redactadas por asambleístas mediocres y carentes de conocimientos. La ética profesional obliga a que sea el conocimiento y no la afinidad política o filial la que se imponga en la decisión del juez, que sea el conocimiento y respeto a las leyes lo que guíe el accionar de un profesional abogado, médico, ingeniero, economista. Pero en Ecuador vemos con mucho pesar que para abogados prima el triunfar en un litigio, aun cuando su interpretación de la ley sea cuestionada. Esto es falta de ética. ¿Dónde está la voz de la academia o de los colegios profesionales y sus tribunales de honor? ¿Estamos frente a un espíritu de cuerpo mal entendido? Los profesionales que abiertamente atropellan las bases de su profesión deberían ser suspendidos de por vida de la actividad profesional, las universidades que les dieron los títulos se los deberían retirar. Un juez decide y sentencia en contra de toda lógica profesional y legal, y sigue muy campante ejerciendo la profesión. Las instancias superiores al juez de marras se esconden vergonzosamente tras el pretexto de que “deben actuar en derecho”, como si ello no requiere de lógica o razón. El pueblo ya no aguanta más, hay hastío y asco general ante la inacción de los encargados de velar por la justicia, que deben actuar dentro de las leyes y cánones de acción ética. La educación necesita un verdadero sacudón desde la primaria y los padres de familia un jalón de orejas.

Ing. José M. Jalil Haas