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Peligrosos devaneos ministeriales

El ministro de Ambiente anunció hace poco estar preocupado en brindar ayuda a más de 30 especies de aves migratorias que llegan a anidar cada año en nuestras playas. Antes de poner en marcha su “obra redentora” debería conversar con los alcaldes de Guayaquil y Durán para ver si le dicen cuántas aves fueron sacrificadas en la triste devastación de cerros y manglares, donde se construyen ciudadelas que parecen verdaderas “selvas de cemento”. Esperemos que Viteri y Narváez no tengan vergüenza en decir que todo fue culpa de ambientalistas inexpertos de sus cabildos, que cortaron indiscriminadamente los árboles donde anidaban con sus polluelos “loros guayaquileños de cabeza roja” y una especie de garzas azules en extinción. Si el ministro quiere que lo recuerden por sus obras, cuando visite la ciudad-puerto no olvide pasar por los ramales del Salado y el Guayas, para que perciba los olores nauseabundos que emanan de sus aguas putrefactas, donde desapareció gran variedad de peces y crustáceos, que antes eran alimento de los porteños. No es justo que por querer ganarse la voluntad del primer mandatario usted quiera gastar más dinero de donde no hay, alejándose de problemas más serios que el de las aves que llegan a anidar en nuestras playas. Usted debería escuchar a la comunidad cuando denuncia que desde el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), se aprueban proyectos para construcción de viviendas cercanas al río Guayas, lo que constituye un eminente peligro si alguna autoridad no asume pronto la responsabilidad de su dragado.