Somos parte de una sociedad. El fracaso de unos será la hecatombe de todos

Una gran mayoría de ecuatorianos sobrevive con lo mínimo. Tras la pandemia, su situación empeoró. El desempleo/subempleo pasó de 62 % en 2019, a 68 % en 2021. Un sector informal, sin acceso a mínimos derechos. Hay familias que sobreviven con menos de la décima parte del salario mínimo, caldo de cultivo de la delincuencia. La inseguridad, ansiedad y desesperanza son producto del desconcierto de un país que se desmorona. ¿Y la clase política? En lugar de brindar respuestas coherentes, contribuye más a la debacle. No hay consensos para combatir la pobreza, desempleo y delincuencia. Persisten viejas prácticas de paros, chantajes, sobornos, componendas. A diferencia de lo que el rey Luis XV decía: “Después de mí, el diluvio”, nosotros, ¿qué podemos sacrificar para contener la avalancha social que se avizora?. Es urgente un compromiso colectivo. Hoy más que nunca, los lazos de solidaridad deben fortalecerse. Concienticemos que somos parte de una sociedad; el fracaso de unos será la hecatombe de todos. Si el Estado no puede afrontar esta situación de precariedad, desempleo e inseguridad, son necesarias otras formas de organización, iniciativas privadas o ciudadanas, que levanten su voz. Que no sea solo contra el gobierno de turno, sino una voz colectiva que reconozca la falta de cultura política de los ciudadanos, el pésimo ejemplo que somos para la niñez y juventud desempleada, con hambre de pan y justicia; por ello caen con facilidad en la delincuencia y el narcotráfico.

Soc. Carlos Zambrano Sánchez