La inseguridad sigue apoderada de la tranquilidad

El Gobierno persiste en su improvisaciones y malas decisiones.

Hoy estamos lamentablemente viviendo en el infortunio del abismo de tantos males que nos aquejan, principalmente la inseguridad ciudadana. A los tantos asaltos, crímenes e innumerables escándalos de corrupción en la impunidad, y a tantos males de parecida naturaleza, sigue el hampa desalmada y al parecer con impunidad garantizada. El país está sumergido en una grave crisis de inseguridad ciudadana, donde el derecho a la vida no existe, no está garantizado, y el nauseabundo tufo a impunidad nos obliga a circular con mascarillas, no solo por la pandemia de COVID-19. Mientras autoridades y funcionarios reciclados del gobierno van y vienen, frases y eslóganes no revelan otra cosa que incompetencia e improvisación. A la crisis sanitaria, económica, desempleo, pobreza, corrupción e impunidad se suma la bala a diestra y siniestra. 

El Gobierno persiste en su improvisaciones y malas decisiones. Así vemos declaraciones de autoridades policiales y locales, absurdas y ridículas que invitan a la risa y nos hacen sentir pena y vergüenza ajenas. Se trata de funcionarios de gobierno y policiales cuya gestión deficiente en combatir a la delincuencia común y crimen organizado deja mucho que desear. Estamos seguro de que no ha habido hasta ahora uno que haya ocupado funciones de alto nivel y que tenga que ver con el combate a la inseguridad ciudadana que merezca nuestro reconocimiento en su labor. Ni ellos ni sus familiares padecen los embates del hampa porque andan bien protegidos con séquitos de guardaespaldas y vehículos. El país reclama seguridad para sus ciudadanos y sus bienes. No quiere vivir con la violencia, ni esperar cada día noticias periodísticas para conocer cuántos crímenes ha habido en las últimas horas. ¡Hasta cuándo no se termina con esta barbarie!

Ec. Mario Vargas Ochoa