El aplauso del tonto

Ningún ciudadano en pleno uso de razón puede aplaudir actos reñidos con la ley, la moral o la ética.

Por lo general, un tonto aplaude cualquier cosa que cree que le causa felicidad. Su capacidad de razonamiento es escasa, sus aplausos son vistos por las personas maduras como la expresión de felicidad de un niño o de una persona incapaz de razonar. El razonamiento permite determinar con claridad qué merece un aplauso y qué no. Ningún ciudadano en pleno uso de razón puede aplaudir actos reñidos con la ley, la moral o la ética. La razón obliga a procurar el bien común, es decir, rechazar lo que atenta contra todos los conceptos mencionados. Con la actuación de un pobre juez de Portoviejo, que demostró desconocimiento de las leyes, atropelló procedimientos, mostró su desprecio por la inteligencia ajena (quizás por no tenerla) e hizo alarde de una falta de ética profesional escandalosa, pudimos ver el triste espectáculo de aplausos alharaquientos provenientes de dirigentes políticos, de asambleístas y hasta de un expresidente., mostrando que no les importa el ordenamiento legal del país, ni el valor profesional de un juez, sino sus intereses particulares, así el país se vaya al despeñadero en manos de un sistema judicial que hace aguas por todos lados. Una persona que ocupa u ocupó un cargo de representación popular no debe caer en la categoría de quienes al aplaudir irracionalmente, se ubican en la categoría de tontos.

Ing. José M. Jalil Haas