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Titi de Oliveira
Titi de Oliveira.Cortesía

Titi De Oliveira: Con el sabor de la Noni

Desde hace seis Navidades, la maquilladora guayaquileña también se dedica a endulzar paladarEs.

Los estudios fotográficos, portadas de revistas y redes sociales han sido las plataformas en las que más ha sonado el nombre de Titi De Oliveira.

Su desenvolvimiento con el maquillaje va mucho más allá de hacer lucir bellas a las mujeres; hace que ellas descubran la belleza en sí mismas. A ello ha dedicado la mayor parte de su tiempo hace más de 14 años. Desborda su creatividad cada vez que entra en contacto con las sombras, brochas y labiales.

Sin embargo, hace seis años, por esta época, divide su agenda con un emprendimiento que lleva adelante junto con su esposo, El rompope de la Noni, cuya receta familiar se ha elaborado desde 1930.

Esta faceta, si bien es totalmente ajena al rubro de la belleza, pone todo su esfuerzo... y es que es mucho más que un emprendimiento, es también un homenaje a la abuela de su esposo, que hoy tiene 92 años.

Una girl power

“Mi trabajo como maquilladora es mucho más movido viernes y sábados, no me demanda ocho horas de lunes a viernes. Eso es lo que me permite estar al pie del cañón del rompope”, asegura.

Ese tiempo lo invierte en su labor de creativa detrás de los reels y post del Instagram de la marca que ya alcanza los 10 mil seguidores. “Maquillar influencers ha servido también a la promoción de El Rompope de la Noni”. Además, admite, a ella le encantan las redes y siempre está pensando qué hacer para que se viralice.

Describe el éxito actual como “un trabajo de hormiga”.

Seis años después de aquella conversación entre amigos, sostiene: “Emprender me hizo ver que el cielo es el límite”.

El dulce sabor de diciembre

Como maquilladora, el mes de diciembre es sinónimo de trabajo a full. Confiesa que su agenda se satura con clientes que buscan mimarse y estar más lindas para sus eventos.

Por eso cada minuto cuenta. Pero lo sabe llevar.

“Hace seis años hice un viaje a San Francisco con mi esposo y unos amigos que son también emprendedores. Ya se aproximaba Navidad y, entre los temas de conversación, él sugirió a uno de ellos emprender en rompope. Me lo quedé viendo y le dije: ‘¿por qué no lo haces tú?”, recuerda.

Titi sabía lo que proponía. “Fui su enamorada desde que tenía 16 años, desde que llegué a su familia recuerdo a la Noni (su abuela) sorprendiendo con su rompope”.

Con la receta estrella en sus manos, regresaron a Ecuador y se pusieron manos a la obra. “Yo estaba maquillando a una clienta en mi estudio y se escuchaba todo el movimiento que había en la cocina, así que le conté sobre el proyecto… Ella pasó la voz y luego de unos días, una empresa aseguradora nos llamó a pedir 300 botellas. Una locura”.

Ese fue un adelanto de lo que se vino después. Empezaron con botellas etiquetadas con un elegante diseño negro, hoy se diferencian con una etiqueta en tono azul. Cada detalle refleja el trabajo artesanal que hay detrás. “Desde octubre, la cocina del hogar pasa a ser el espacio exclusivo para la preparación del rompope y la esterilización de las botellas. Es un proceso muy cuidadoso. Creo que ese toque de hogar ha hecho que la gente se enamore del sabor”, sostiene.

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Con olla y cuchara de palo

Titi está segura de que su producto tiene la combinación ideal. Por un lado, los ingredientes secretos de la Noni, por el otro, la pasión de su esposo por la cocina.

“Lo lleva en los genes. Aunque es un hobby, lo hace como un experto. Es innato”, comenta orgullosa.

Ella también tiene lo suyo. Antes de especializarse en maquillaje, Titi se graduó en la Escuela de los Chefs. Pero es su oficio actual el que realmente la cautiva.

“Al inicio éramos solo mi esposo y yo en la cocina. Afortunadamente el negocio creció y damos trabajo a más gente. Hoy tenemos cuatro ayudantes. Así yo me puedo dedicar a la parte del marketing y él, en cambio, a la administrativa”.

El emprendimiento en común se convirtió también en una tabla de salvación en la época de pandemia. “Ambos estábamos paralizados en nuestros trabajos y el rompope llegó a ayudarnos económicamente como familia”.

Toda esa delicia que preparan en olla y cuchara de palo ha endulzado el paladar de gente no solo de Guayaquil, sino de más ciudades. Las botellas tienen ahora diferentes tamaños y, si lo piden, llevan detalles personalizados. “Llegar al extranjero no está en los planes, porque eso significaría industrializarnos y puede cambiar muchas cosas. Preferimos que sea artesanal, hecho en casa”.

Trucos para un rompope 10/10

“La clave es hervir el rompope en una olla a fuego lento, irlo moviendo con una cuchara de palo hasta que espese o hasta que alcance el punto que se quiere”.

Muchos desconocen que esta deliciosa bebida es más que un manjar propio de la Navidad. También es ideal para rellenar cakes, usarlo como salsa para hacer minipavlovas o mezclarlo con manjar. “Es una botellita que hace milagros”, dice Titi.