Para la arquitecta María Fernanda Compte, decana de la facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG), el hecho de preservar los bienes patrimoniales del centro de la ciudad y los programas de vivienda bien planificados y dirigidos a la clase media que labora en el sector, ayudará a revitalizar el corazón del Puerto Principal, que es el objetivo que tiene EXPRESO a través del concurso de ideas que ha lanzado. Para Compte, quien fue directora del Subsistema de Investigación y de la carrera de Gestión Gráfica Publicitaria de la UCSG, que los artistas puedan convertir las aceras y áreas grises de la zona en sus espacios para expresarse será otro factor para lograr que el ciudadano vea esta zona como la primera opción para entretenerse.

- ¿Qué necesita Guayaquil para lograr que sus bienes patrimoniales, la mayoría ubicados en el centro, sean valorados? Acá se destruyen o se pierden por falta de mantenimiento. La crítica siempre ha apuntado a que a las autoridades poco les ha interesado preservar nuestra historia...

- Lo primero que debe haber es un buen trabajo por parte del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, que debe a la vez actualizar ese inventario de las edificaciones con las que cuenta Guayaquil y que han sido parte de nuestra identidad. Es necesario que haya ordenanzas o cambios en ellas que planteen que si una estructura emblemática debe sí o sí cambiarse, al menos su fachada no se toque jamás. Ciudades de otros países las protegen de esa manera y por eso el lenguaje de lo que transmiten esos centros no se ha perdido. Pero para ello debe haber una relación estrecha, muy estrecha, entre Patrimonio y Cabildo.

- Luego de que se desplomó la casa patrimonial ubicada en las calles Escobedo y 9 de Octubre, el Municipio decidió crear una Dirección Municipal de Patrimonio. ¿Es suficiente esta acción?

- Es un avance y bueno, que la dirección la crearon tarde es, sin embargo, una realidad. Pero por lo menos se hizo. Ahora lo que toca es trabajar de la mano.

- ¿Debe pasar lo mismo con los museos y esculturas que integran este núcleo urbano, y que también pasan por más de uno desapercibido? En Guayaquil, pocos hacen fila para recorrer estos espacios...

- En Guayaquil falta incluir esos espacios en las rutas culturales y turísticas oficiales de la ciudad, que no son bien promocionadas, como sí pasa en otros países. Falta además conexión, información respecto a lo que ofrece Guayaquil, y esa iniciativa debe salir del Municipio y del Ministerio de Turismo. Son las dos entidades las que tienen el deber de trabajar de la mano, dejando de lado el trasfondo político que frena esa tan necesaria interacción, y deben hacerlo ya. Y es que al arte se lo puede utilizar como complemento de la arquitectura de la ciudad. El arte puede ser ese imán que revitalizará el sector.

- En ese concepto, ¿entra también el artista callejero, cuya presencia es masiva en este sector?

- Por supuesto. Cuando me refiero a arte, me refiero a todo. A que en lugar de tener culatas de edificios humedecidas y sin color, estas sean los espacios en los que se puedan plasmar murales. Ya algunos se han pintado y está bien, pero esos escenarios deben multiplicarse. En el centro hay muchas paredes grises y sitios abandonados donde se pueden levantar esculturas hermosas. Hablando del arte callejero, a los artistas locales y extranjeros se les debe dar la libertad de que se expresen y utilicen las aceras como escenarios. Así lo hizo Buenos Aires (Argentina) y ahora tienen un centro vivo, que todos buscan recorrer.

- ¿Qué tan difícil resulta replicar ese escenario? ¿Depende de inversión? ¿De voluntad política?

- Es cuestión de proponérselo, de que la administración municipal se lo planteé. Es cuestión de que el Cabildo haga un llamado abierto a todos los artistas para que decidan apostarle a estar en el centro y no en otro lugar. Que bonito sería que haya saxofonistas en las calles, balletistas, músicos, estatuas vivientes... En las metrópolis vivas, en sus núcleos urbanos vivos, hay arte, música, espectáculos que se replican sin día ni horario. Si uno quiere, puede. EXPRESO, con el concurso de ideas que ha lanzado, ha dado inicio al cambio. Por lo tanto, es posible. ¿Cuál será ahora el gran paso? Que los candidatos a la Alcaldía de Guayaquil, todos, se comprometan desde ya a acoger las ideas que resulten ganadoras. Así, quien resulte electo tendrá una ruta estudiada, innovadora e integral que podría, por supuesto, afinarse, pero que ya estará hecha. Qué mejor que eso.

- ¿Cabe en la intervención pensar en el centro como un destino para vivir?

- Claro que sí, y pienso que la mejor forma de atraer a los habitantes será si se les ofrece viviendas de tipo social. Es decir, con precios accesibles, atractivos para la gente que trabaja en el entorno, de clase media. Si se hace un buen proyecto, bonito, con todos los servicios al alcance del ciudadano, toda la gente que en este núcleo urbano trabaja traería consigo a sus familias a vivir en él. No habría necesidad ni de usar el carro, se podría caminar, ir y venir en bicicleta o scooters.

- Para ese fin, ¿haría falta reestructurar los edificios?

- Habría que hacer un inventario de las edificaciones existentes para saber qué tipo de uso tienen y, con ello, habría que revitalizarlas. No es difícil, es cuestión de planificar. Y en esta planificación entra también el estudio vial que nos dirá qué calles podrían peatonalizarse, tener corredores gastronómicos, culturales... La calle Panamá, por citar un caso, debería ser una de las primeras en extenderse, replicando el escenario que ahora tiene y ha revivido el área. En sí el centro puede tener una metamorfosis que resulte amigable para todos.