Ingresar a La Vinoteca, un elegante y acogedor bar, es sumergirse en el Guayaquil antiguo, con olor y sabor a vino.

Sus paredes cubiertas por fotografías que narran el nacimiento y evolución del Puerto de antaño, resaltan como estampillas en blanco y negro y avivan la nostalgia. Hay decenas de botellas de vinos al ambiente, que adornan una pared y que representan la gama de sabores y texturas para servirse, mientras se habla de negocios, de amor o se platica entre amigos.

Este local está ubicado en la calle patrimonial empedrada Numa Pompilio Llona, del barrio Las Peñas, al pie del río Guayas, donde nació la ciudad en 1535.

Antes de la pandemia, esta colorida vía, era visitada por miles de turistas locales y extranjeros cada año, quienes además disfrutaban de los al menos cinco bares que se asentaban ahí. Ahora, a raíz de la covid-19, ya casi no hay ni turistas ni bares.

Precisamente para que retorne el turismo y se reactive la economía en ese barrio, los esposos Arturo Rivera (44) e Isabel Salvatierra (34), propietarios de La Vinoteca, mantienen activo su negocio. Es uno de los dos bares, por lo que aún respira el entretenimiento en esa calle.

“La gente piensa que ya no existimos, porque cuando inició la pandemia cerramos por seis meses, porque se perdió a muchos clientes. Sin embargo, con mucho esfuerzo reabrimos”, cuenta a EXPRESO, Arturo.

La Vinoteca reabrió a finales de 2020, cuando la ciudad permitió la apertura de restobares y luego de que sus propietarios intentaron darle una oportunidad al negocio, tras intentar otros como venta de embutidos y abastos, que no lograron llenar sus expectativas. Además, reabrieron, porque un suceso inesperado llegó como señal.

“Ya habíamos cerrado e íbamos a sacar todo, para mudarnos del local, pensamos en ese momento que el cierre de La Vinoteca era definitivo. Hasta nos despedimos de nuestro público, pero el camión de mudanza nunca llegó”, cuenta entre risas y nostalgia Isabel.

“Para nosotros fue una señal. Y en lugar de cerrar, decidimos sacar cuentas con mi cuñada que es nuestra socia, para remodelar el sitio y abrir de nuevo”, añade Arturo.

Lo hicieron, pese a que por el apagón del brillo, por los bares, de la calle Numa Pompilio se volvió oscura e insegura. “Porque el Municipio no hace nada por este calle, recién hace un mes volvió a ver guardianía en este punto turístico de la ciudad”, lamentan.

La Vinoteca no es el único lugar que sirve vinos en la ciudad, pero sí, el único especializado en la materia. Maneja unas 300 etiquetas de vinos, entre ellos 30 de la casa. Las temáticas de vino es de cuatro regiones: argentinas, chilenas, españoles y franceses. Con 24 opciones para tomar con el mismo precio.

Allí se realizan, además, catas  y la pareja enseña a los visitantes, desde la manera de tocar la copa, cómo brindar y hasta cuándo usar específico tipo de vino.

“Lo que queremos es dar la iniciativa para que las personas visiten la calle de Las Peñas y más locales se animen abrir sus puertas y así reactivar parte del entretenimiento de este punto turístico de la ciudad”, concluye Arturo.