Se ofrece como cualquier otro producto en la calle: “Al sur, al sur”, “a Durán”, “Recreo, Recreo”, “venga a Mucho Lote”... Ya sea en la Bahía, en los alrededores del parque Centenario, entre otros sectores del centro, el servicio de transporte personal se masifica ante una demanda de sitios que no son cubiertos por los buses urbanos, pero también por seguridad.

Vehículos de uso particular como autos, furgonetas y hasta camionetas se han sumado para ser parte de las denominadas ‘taxirrutas’, que se incrementan especialmente en las horas ‘pico’, pero al margen de la ley.

“Son muy útiles porque la Metrovía sale muy llena en las mañanas y los buses urbanos no pasan por mi sector, coger un taxi sola me sale caro, de 5 a 7 dólares diarios, ¡es mucho!”, señala Mariana Méndez, quien ha visto como una buena opción tomar la ruta que un grupo de conductores creó para transportar a usuarios desde el centro al sur de la ciudad.

“Con 1,25 dólares me voy sentada y llego más rápido a casa”, añade la mujer, quien advierte que ha tomado otras rutas que van hacia el norte de la ciudad, pero ya el pasaje sube entre los $ 1,50 y 2 dólares.

Aunque los usuarios reconocen que el servicio que se ofrece en estos vehículos no es legal; no ponen reparos a la hora de utilizarlos, porque aseguran que -incluso- se sienten más seguros y cómodos.

“Hay gente que no quiere viajar en eso”, señala Freddy López, al apuntar a una unidad de la Metrovía que pasa por el sector de la Bahía, donde se ubican grupos de ‘taxirrutas’.

“Si se les queda algo, algún paquete, vienen aquí y lo recuperan... a menos que lo deje en el asiento de adelante o la cajuela”, aclara otro conductor, quien esperaba su turno para salir, aunque sin mucho pasajero a esa hora (11 de la mañana).

Pero, a pesar del voceo que hacen públicamente de la ruta, reconocen que el servicio que ofrecen es ilegal, por lo que muchas veces les toca “correr” cuando ven aproximarse a un agente de la ATM (Agencia de Tránsito y Movilidad).

“Tenemos que estar corriendo, peor que ladrones, porque somos informales”, comenta López, quien asegura que decidió trabajar de esa manera luego de quedarse sin trabajo durante la pandemia. “Por seis años de trabajo me dieron 268 dólares. Aquí estoy, me obligaron a ser informal”, se quejó.

En respuesta a un pedido de EXPRESO, Fernando Amador, director de Transporte de la ATM, señala que Guayaquil contaba hasta 2019 con 11.000 taxis convencionales y 800 ejecutivos.

A partir de ese año, añadió, se otorgaron cupos adicionales por una cantidad aproximada de 3.000, pero que a la fecha han ingresado alrededor de 1.400 convencionales y 150 ejecutivos, “en un proceso transparente al haberse hecho la distribución entre todas las 90 operadoras que trabajan en Guayaquil”, asegura.

Amador reitera que la ley prohíbe la existencia de taxirrutas o frecuencias intracantonales sin la respectiva autorización. Una situación que la conocen los conductores que ofrecen servicio desde Guayaquil a otros cantones del Guayas.

Alrededor del parque Centenario, decenas de vehículos “de color” y amarillos también hacen de taxirruta, para Daule, a urbanizaciones como La Joya; o El Recreo, en Durán.

Génesis Palomino, coordinadora de base Centenario, explica que ellos cuentan con 40 a 45 unidades para trasladarse desde Guayaquil a Durán.

Según dice, en el caso de ellos, la demanda de usuarios hacia ese cantón ha bajado bastante. “No hay pasajeros ni de allá de El Recreo, hasta donde vamos, ni de aquí. No sabemos si es por economía, por ahorro”, menciona la joven al describir que donde ha incrementado el número de pasajeros es por la puerta 10 del Cementerio, sitio por donde pasan los buses que van al cantón ferroviario.

El valor que ellos mantienen por cada pasaje es de 1,25 en la ruta hacia El Recreo. Pero, a pesar de la baja demanda, están pensando en aumentar el valor por el alza de la gasolina.

“El problema es que hay varias bases que van a El Recreo”, lo que los detiene por la fuerte competencia que también tienen, por el aumento de grupos que dan servicio de taxirruta. No obstante, pasada las seis de la tarde, el pasaje sí se incrementa a 1,50 dólares, dado el aumento de pasajeros.

En la vereda de al frente, donde Palomino vocea para su grupo, en la calle 1 de Mayo, otra mujer también llama a los usuarios para llevarlos a El Recreo. Dice que es nueva en el trabajo y no quiere correr riesgos por la informalidad de la labor que realizan aproximadamente 35 unidades que están en su grupo.

“Tanto los de color como los amarillos, los dos estamos informales porque la alcaldesa lo que quiere es que la gente coja la Aerovía”, apunta Palomino al referirse al servicio intracantonal que ofrecen y que les quedó prohibido tras el funcionamiento del sistema de transportación pública aerosuspendida que conecta a las ciudades de Guayaquil y Durán, en la provincia del Guayas.

Los conductores coinciden en que la actual situación y la pérdida de trabajo los ha llevado a ofrecer ese servicio de taxi, aunque eso ha provocado una alta demanda tanto a taxistas formales como informales, por lo que buscan cubrir sectores que están desabastecidos de la transportación pública. “Tratamos de cubrir no solo sectores, sino también dar la inseguridad”, reiteró un chofer del grupo de Palomino.