No se conocen, pero las ganas de servir y sus deseos por vivir en una ciudad libre de todo tipo de violencia los une desde la distancia en una sola voz para pedir por seguridad en las calles, en sus barrios, en sus casas.

Son líderes, representantes o fundadores de barrios y ciudadelas que anhelan, en el nuevo año, salir de sus viviendas sin la preocupación de que pueden ser víctimas de la delincuencia común, el crimen organizado, o la denominada ‘vacuna’ (extorsión) que llega a todos y en cualquier lugar.

Adolfo Klaere, expresidente del Comité Los Ceibos, espera que en el 2023 la seguridad del país sea nuestro mejor aguinaldo, “para eso los ecuatorianos esperamos que las autoridades hagan su trabajo al cambiar las leyes que permitan reencontrarnos las familias y los amigos en un abrazo fraterno en libertad y tranquilidad, es lo que espero como ciudadano para el 2023 que llegue de ventura y mucha paz”.

Desde el Barrio del Centenario, el doctor Mauricio Iturralde busca reconstruir su sector, también con el anhelo de alejar a la delincuencia y consumidores de drogas que, como en toda la ciudad, no solo afecta el ornato, sino los bienes públicos y particulares.

“Estoy tratando de reactivar el Comité del Barrio del Centenario debido al abandono en que se encuentra no solo en calles, adoquines y parques, sino en la inseguridad que estamos viviendo”. De ahí que decidió reunir a los vecinos de la cuadra Maracaibo, entre Dolores Sucre y José Salcedo, para hablar de esos temas que involucran a la comunidad y con la que tienen buenas ideas para hacerlas realidad el próximo año.

“Estamos muy incentivados con esta iniciativa que a futuro tendrá resultados positivos reales. Ya estamos colocando alógenos en el parque que no funcionaban porque se robaron hasta los cables, bombas de pileta. Todo eso le corresponde al Municipio, pero no hace nada al llamado de nosotros. Actualmente tenemos por iniciativa propia guardias en la noche y estamos poniendo una carpa para la lluvia y sol; adicionalmente colocaremos cámaras en estas calles para control y un basurero fijo de fierro o contenedor en la esquina como normalmente hay en todos los países del primer mundo civilizados”, son algunas de las cosas que anhelan los residentes del Barrio del Centenario que han decidido seguir viviendo en el tradicional sector, donde muchas casas están en venta o abandonadas.

Carlos Rodríguez Mora, expresidente del Colegio de Ingenieros Comerciales, es testigo de ese abandono en ese sector del sur de la ciudad, pero también del Barrio Orellana, en el centro. Ahí nació y conoce todas las etapas que ha pasado la tradicional ciudadela, pero actualmente le da mucha tristeza de como se vive en la ciudad.

“Por las noches son barrios muertos, ni siquiera las guirnaldas de luces ponen por la inseguridad y la economía... hay negocios que son víctimas de los ‘vacunadores’ (extorsionadores)”. Espera para el nuevo año que la ciudadanía sea más empoderada y actúe con más positivismo. “No hay que tener miedo, hay que denunciar a los pillos, hay que unirse... el Estado debe destinar los recursos que corresponden a la seguridad, que es lo que nos aqueja a todos. Es una pena que ya no podamos ir a la costa porque están asaltando. Grandes hoteles iconos de la ciudad están cerrando. Mi anhelo es que la ciudadanía para el próximo año tenga días mejores. Que recobremos la paz, la seguridad en nosotros mismos, que aprendamos a defendernos, aprendamos a denunciar y que las autoridades actúen con celeridad y probidad. Hace falta armar bien a la Policía, controlar la parte migratoria, y acabar con la corrupción”, pide el dirigente no solo para su barrio, sino para todo el país que pasa por igual situación que en Guayaquil.

Líderes de Urdesa y la Alborada coinciden en el mismo mal que los aqueja y no solo quieren tener paz, sino que buscan también tenerla, así sea que salga de sus bolsillos.

El mensaje de Galo Ruiz, como uno de los líderes de la ciudadela Alborada, en el norte de la ciudad, está dirigido primero a sus vecinos, de quienes espera que en el 2023 sigan unidos, “porque la unión hace la fuerza para enfrentar a la delincuencia. Tener estratégicamente acciones para que nos ayuden reforzando la seguridad. Con nuestros recursos hemos implementado una puerta eléctrica, todos los vecinos de lado y lado nos hemos puesto de acuerdo. Es que tenernos que encerrarnos para tener seguridad y controlarlo todo dentro de la vecindad”. Otro mensaje lo dirige a la Policía para que sea más comunitaria y, para las autoridades en general, que tengan un plan de seguridad que sea más apegado a la comunidad, con una Policía que sea más partidaria al ciudadano. “Lamentablemente, hay hasta una desconfianza en la Policía por todo lo que pasa”.