Otra vez sin luz. El puente de la Unidad Nacional vuelve a quedar sin luminarias útiles; en esta estructura por la que circulan miles de vehículos al día, los postes de luz han dejado de funcionar, dejando tanto a peatones como a conductores a oscuras, obligándolos a encender los focos intensos de sus vehículos o a prender una linterna para poder recorrer el punto.

Este daño de los faroles se presenta del lado de la estructura con sentido de Samborondón a Guayaquil, donde se cuentan decenas de estos postes que han quedado sin utilidad. Los ciudadanos reclaman que la falta de vigilancia en la zona, ha permitido que los pillos aprovechen para hurtar los cables del sistema de iluminación. Los usuarios habituales de la zona reclaman por la frecuencia que se repiten estos daños y el tiempo de espera para que esta problemática sea atendida.

"Son semanas por las que hay que esperar para que reparen todo este tramo que ha quedado al olvido. No solo las luminarias están mal, las barandas, la calzada, todo está olvidado y nadie se hace presente para darle atención", reclama Victor Ortiz, habitante de Ciudad Celeste, que toma a diario este tramo para llegar a su hogar.

Ante esta situación, a la que aquejan cientos de ciudadanos, Marcela Aguiñaga, prefecta del Guayas, hizo público el 31 de mayo por medio de su cuenta de Twitter, la solicitud al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) para la firma de un convenio para el mantenimiento de los cuatro puentes que están sobre los ríos Daule y Guayas entre los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón con el fin de alcanzar un "desarrollo económico" en la provincia.

Hasta eso, la espera de una respuesta, sea para que el mantenimiento de este punto pase del MTOP a la Prefectura, o porque la cartera de estado de un arreglo, los ciudadanos tendrán que seguir manejando en medio de tinieblas en este lado del puente.

"Quien sabe hasta cuando deberemos aguantar esta situación. Lo único que sé, es que si voy en bicicleta o caminando por el puente, es un riesgo constante por el estado del camino o por algún ladrón que se pueda cruzar en mi camino, porque para colmo quedamos a la suerte de que no salga algún pillo, ya que no hay quien supervise la zona", asevera Sabrina Mendoza, ciudadana de La Puntilla.