Sacar y guardar el carro del garaje es una verdadera calamidad para decenas de habitantes de la ciudadela Nueva Kennedy, en el norte de Guayaquil, como le ocurre al ciudadano Israel Herrera.

Al pie de su tienda de insumos odontológicos en la avenida San Jorge, frente al Colegio de Arquitectos, hay tierra, piedras y cemento removidos, que no solo impiden la libre circulación de los vehículos, sino que también de los moradores del sector, quienes tienen que sortear tierra blanda y pisar en pequeñas tablas para no caerse o mancharse los zapatos.

Los vecinos se sienten perjudicados por la forma en cómo se desarrolla la obra de regeneración en el sector, que incluye colocación de ducterías eléctricas y de comunicación a los predios, para evitar los ‘tallarines’ eléctricos en el aire, que se ejecuta desde diciembre pasado, en cuatro cuadras de ese sector, y que de acuerdo al cronograma tendría que entregarse en dos meses.

“Pedimos más orden en el trabajo. Algunas partes de la obra se pueden hacer en la noche, pero solo se trabaja en el día. Van muy lento. La semana pasada, por un cerro de lodo al pie del local, parqueé mi carro a cinco cuadras y me robaron los retrovisores”, narra Herrera. Su negocio, como los más de 20 que están en esa vía, tiene bajas en su clientela.

Cerca de su local hay un centro de terapia física, donde acuden adultos mayores, incluso, muchas personas en sillas de ruedas, a quienes se les complica más, y hasta a algunos se les imposibilita, el ingreso.

El ingeniero Iván Vásquez, de la empresa contratada por el Cabildo para la realización de la obra, detalló a EXPRESO que aunque quisieran trabajar en las noches, para no incomodar a los residentes, necesitan la luz natural del día para hacer un mejor trabajo, como alinear correctamente los adoquines de las aceras. “Iniciamos en diciembre y calculo que máximo en mayo ya habremos concluido”, indica. Asegura que la obra tiene ya el 65 % de avance. Congestión vehicular y peligro para los transeúntes ante la ausencia de la acera en construcción son otros efectos.

Los constantes cortes de telefonía y de agua forman parte de las quejas. Es que, como explica Vásquez, las excavadoras tocan los cables soterrados de telefonía y de las tuberías de agua, sin querer, provocando el corte de servicios. “Pero llamamos enseguida a las empresas Interagua y de telefonía para que los reparen”, se justifica.

“Nos dejan sin el servicio a cada rato. Estamos agradecidos con la obra, pero no se tomaron medidas para evitarnos tantas molestias mientas dure su construcción”, contó Cristina Sandoya, otra moradora, quien lamenta que el trabajo se haga a ese paso.

DETALLE

La obra de colocación de ducterías eléctricas y de comunicación a los predios inició en diciembre del año pasado. En octubre la empresa contratada recibió la adjudicación por parte de Obras Públicas del Municipio.

El contrato establece que desde octubre, la empresa tiene siete meses para terminar la obra. Es decir, en mayo próximo debe ser entregada.

La obra en ejecución genera tráfico vehicular en la vía San Jorge y peligro para los peatones.