EXPRESO ha venido contando en diferentes publicaciones que en Guayaquil existen obras que han sido calificadas por la ciudadanía como elefantes blancos, sin planificación integral o que no son prioritarias. Pero llama la atención que en las últimas semanas el Municipio, con Cynthia Viteri a la cabeza, acelere unos trabajos, mientras que otras obras emblemas de su administración, que arrancó en 2019, se quedan estancadas.

Como ejemplos se encuentran la troncal 4 de la metrovía, cuya inversión es de $ 16 millones y prevé conectar el suburbio con el centro; la terminal satélite vía a la costa, cuyo presupuesto referencial es $ 10,1 millones, y el Mercado Norte. A esto se suman polémicos desembolsos, como los recientes $ 2 millones para el Monumental o las tres inyecciones para salvar a la metrovía; y también está la lluvia de cuestionamientos en torno a proyectos secundarios como la piscina con olas, en el Suburbio, que costó más de $ 2 millones.

En la tarea de la troncal 4, Viteri dijo que en diciembre de 2021 estaría operativa, pero eso no es visible al recorrer el corazón del suburbio porteño, donde se levanta la infraestructura. Lo que sí hay, así como lo publicó este Diario, es personal de seguridad custodiando las paradas, ¿pero por qué no ruedan las unidades, pese a que ya están funcionando los semáforos y cada paradero con la terminal cuenta con energía eléctrica?

Esto fue lo que se le consultó a la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM), ente rector de la Fundación Metrovía, cuándo operará finalmente la troncal, así como cuál es la propuesta que ha sido ofrecida por parte de los transportistas del sector previo al inicio del concurso para el operador de transporte (como ha ocurrido con las otras tres troncales); pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Para moradores de la zona, el hecho de que parpadeen los semáforos, haya señalética y hasta se hayan pintado los bordillos de amarillo, les representa un despilfarro de dinero y ausencia de planificación. Uno de ellos es Carlos Torres, un trabajador de un restaurante de la avenida 29, quien cuestiona que aún no rueden los articulados.

“Los buses prácticamente utilizan el carril de la metrovía y no sé qué pasó con esta obra porque está completa. Es como si primero se pongan los zapatos y luego las medias”, ironiza el ciudadano.

Un escenario de olvido también se refleja en lo que sería un alivio para los que parten hacia los balnearios: la terminal satélite vía a la costa, en el kilómetro 33 de la vía Perimetral, pero no se observa ni maquinaria ni personal trabajando. El terreno, por partes, se constata que está aplanado.

En una entrevista pasada a este Diario, Jorge Pinto, gerente general de la Fundación Terminal Terrestre, reconoció que el proceso fue declarado desierto y que la licitación fue presentada en agosto de 2021. Ahora, de acuerdo con el Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop), se detalla que el proceso fue nuevamente subido, el 31 de marzo pasado, y se estimó que la fecha de adjudicación sea el 24 de mayo, pero ya estamos agosto y del proceso no hay actualización ni avances. En otras palabras, la terminal de vía a la costa, que pretende movilizar anualmente a 1,2 millones de pasajeros, tendrá que esperar porque aún no ha sido adjudicada.

Y es por esto que los que aterrizan en la zona, donde se ha convertido en un paradero informal de buses que van a la costa, aledaño a un paso peatonal; cuestionan el retardo y que no se presione por parte del Concejo Cantonal o direcciones municipales a este tema. María Caicedo es una de ellas, “hasta el año pasado veía que estaban las máquinas y ahora nada. Quitaron la maleza, ahora sabrá Dios cuándo se construya”, se lamenta la artesana.

Una obra que hace poco se le lanzó la primera piedra, tras más de diez años de espera, es el mercado de Vergeles, pero el emblemático Mercado Norte, ubicado en las calles Ximena y Piedrahíta, aún no termina. Se sabe que la inversión es de $ 1,3 millones, y se prevé que esté listo en noviembre próximo.

Mientras que, en otro punto de la ciudad, en Mucho Lote 2, ya hay personal trabajando en el área del tan prometido malecón (desde la época de Jaime Nebot). Ahora se lo bautiza como parque lineal, y cuyo precio asciende a los $ 1,1 millones. Una obra que, aguardan los residentes, concluya pronto y no se quede estancada, como ha pasado con el resto.