Los cuestionamientos de la ciudadanía ‘ruedan’ en la metrovía luego de que se conociera que el Concejo Cantonal aprobó 8,3 millones de dólares para cubrir los gastos de operación del sistema en lo que va del 2023. La noticia no fue del agrado de muchos usuarios que a diario se trepan en los articulados, pues se lamentan de que este servicio de transporte “no ha mejorado”.

Una de esas voces es la de Jessenea Luna, una chef que se desplaza del suroeste hasta el noroeste, quien espera que se inviertan los recursos en arreglar las unidades y que estas aumenten. “Me toca esperar mucho tiempo para que vengan (las unidades) y en horas pico es un infierno. Hay tantos millones y hasta ahora veo que mejore en algo, nada, lastimosamente. Con esta plata deberíamos ir en mejores condiciones”, se queja.

Luna también reclama por más seguridad, pues le aterra que, entre los vendedores informales que se las ingenian para ingresar a vender productos como bebidas o dulces, se infiltren delincuentes.

EXPRESO se trepó a un articulado este martes 28 de marzo para recoger estos comentarios y constató que los conductos de aire no funcionaban, provocando que más de un usuario se acerque a las ventanas o use una carpeta o lo que tengan en la mano para ventearse. Más calor consiguieron. Los grafitis también abundan adentro así como que algunas paradas presentan deterioro.

Y esto lo corroboró Daniela López, una estudiante universitaria que iba a su casa, en la vía a Daule. “Las unidades están dañadas, no hay un eficiente control para los vendedores, y hay conductores que son muy irrespetuosos al conducir”, dijo.

En torno al tema, Carlos Salvatierra, experto en transporte y movilidad, explica que el Municipio tiene la facultad de realizar estas compensaciones, pero esto, acota, conduce a una “distorsión del mercado”. “El mismo derecho de recibir compensaciones las tienen también las otras empresas”, resalta.

“Si la metrovía es una empresa que ante la opinión pública está mostrando ineficiencia, inoperancia; esta compensación alimenta eso, el conformismo y no es una empresa privada que busca salir de los números rojos”, argumenta Salvatierra, quien resume que el descontento también recaería entre los otros gremios de la transportación de la ciudad y, por supuesto, la ciudadanía en general.

Bajo la mirada de Carlos Jiménez, planificador urbano, esta ‘inyección’ es un “parche” y que el sistema debe ser reestructurado. Él pone sobre la mesa la puesta en marcha de un análisis-estudio de las estructuras de costo que se manejan. “Usuarios, rutas, paradas, cantidad de gente que se sube y baja y todo lo que conlleva a un estudio si está bien costeado y determinar si se ha cumplido los supuestos en término de usos de suelo”.

Jiménez también explica que “más seguro” es que el pasaje suba, pero es tajante al manifestar que “el costo político va a ser muy alto y nadie quiere asumir ese costo”. Es por esto que, además, se deben dar auditorías y que se exijan las evidencias tangibles en torno a los mantenimientos preventivos y correctivos de las unidades.

En la edición del martes anterior, EXPRESO consultó a los concejales sobre esta situación, pues el sistema de la metrovía ya ha recibido otras ‘inyecciones’ económicas. Hubo silencio por parte de la mayoría de los ediles y ahora respondió Terry Álvarez, de la Revolución Ciudadana y Nelly Pullas, del Partido Social Cristiano.

El primero no estuvo presente, pero sí su alterno, quien se abstuvo de votar a favor. Mientras que Pullas recordó que la transportación pública enfrentó pérdidas debido a la pandemia y que no se puede “paralizar el transporte de los guayaquileños”. En otras palabras, defendió la entrega de los recursos.

“Desde el Concejo hemos aprobado incentivos para la adquisición de nuevas unidades eléctricas y muy modernas, que no solamente mejoran el servicio sino que son amigables con el medio ambiente, permiten el acceso a personas con discapacidad, etc...”, contestó Pullas.

Otros ciudadanos consultados concluyen que los aportes no se ven mejorados en el sistema en su día a día y aún esperan, los del centro y suroeste por ejemplo, que ruede finalmente la troncal 4, cuyas vías están incompletas y aún se busca al aliado estratégico.