Arrancó el 2022 y el escenario en el que está sumergido el transporte urbano no cambia. Continúa rodando con la mitad de la flota, dejando en aprietos a los usuarios; y los diálogos con el Municipio de Guayaquil no dejaron desenlaces favorables, pese a llevar más de dos meses en este ajetreo, y aún se desconocen los resultados del estudio técnico del pasaje, que se mantiene en 30 centavos.

Plantones, marchas y hasta una caravana de buses por la ciudad han sido las escenas que el gremio ha protagonizado en señal de protesta, y que cada vez se multiplican en vista de que no hallan una solución. Argumentan que “no hay economía que aguante” y aseguran que colapsaron por circular con una reducción del 40 % de los pasajeros.

¿Cuál es el remedio para esta problemática? Christian Sarmiento, presidente de la Federación de Transportistas Urbanos del Guayas (Fetug), lo tiene claro: que el pasaje aumente 10 centavos. “Y debe ser de inmediato”, ratificó a EXPRESO en la última concentración, esta semana, fuera de la ATM, en Los Ceibos.

En la otra orilla está la alcaldesa Cynthia Viteri, quien se mantiene en que no se subirá el pasaje y sigue llamando “al diálogo”. Sarmiento siente que el Cabildo ha discriminado al sector de los transportistas.

Lo dice en referencia a las inyecciones de más de $ 2 millones que la entidad ha hecho a la metrovía. “Salvatajes para solventar su operación, ¿pero por qué no toman en cuenta a los que manejamos el 70 % de la población?”, cuestiona, al advertir que el servicio no se suspenderá y que, por ahora, seguirán rodando con el 50 % de las unidades.

Plinio López, dirigente transportista, también opina que la solución es que el pasaje sea de 40 centavos. “El aumento de la tarifa ya lo han adoptado otras ciudades del país y aquí en Guayaquil no ha habido comedimiento a la compensación de los costos de los combustibles. Están sordos y no quieren escuchar”, lamenta.

Él vaticina que si la próxima semana no se acaba el problema con el encuentro que se prevé entre la Fetug y Viteri (ya no con la ATM u otros funcionarios), la transportación urbana sí se verá paralizada.

El experto en movilidad, transporte y ordenamiento Carlos Jiménez remarca que para que haya esa eventual subida a la tarifa, el gremio primero debería dar paso a una auditoría sobre la estructura de los costos de sus operaciones. Es decir, cómo se justificaría el aumento, ya sea, por ejemplo, con reparaciones o mantenimiento de las unidades.

Añade que la Alcaldía también tiene responsabilidad en este tema, pues se aprobó el plan de ordenamiento urbano y territorial, pero a su juicio no fue debidamente socializado y allí es que aparecen vacíos. Analiza que esto implica dos componentes: el uso de suelo y el de transporte, por lo que le preocupa cómo será la proyección de crecimiento de la urbe.

“Ahora hablan de distritos, ¿pero qué usos de suelo se van a permitir? Dependiendo de eso tendrá que ser la demanda del transporte y allí planificar rutas... La ATM debe estar dando los lineamientos, pero no lo está haciendo de buena manera”, argumenta el experto.

Sobre si el aumento de la tarifa del pasaje sería la única solución, Luis Alfonso Saltos, experto en urbanismo, asevera que en parte sí. “Esto es causa y efecto. Si el costo del combustible aumentó, tiene que haber un incremento o un subsidio. Si ya existió al transporte de la metrovía, ¿por qué no ha habido el subsidio a los buses si dan el mismo servicio, que es el transporte público masivo?”.

Saltos acota que para no elevar el pasaje, es necesario que se generen otros mecanismos para una reducción de los gastos operativos de los buses, como por ejemplo las tasas o repuestos. Y el Cabildo, por supuesto, debe intervenir.

“Tiene que buscar alternativas a corto plazo y luego que haya políticas a mediano o largo plazo para suplir esta demanda o necesidad”, precisa Saltos, quien puntualiza que el transporte urbano, cualquiera que sea, debe ser multimodal, con calidad al usuario.

Hay ciudadanos que cuestionan que los ‘diálogos’ entre las autoridades y el gremio hasta ahora no han dejado soluciones y que cada vez se origina una nueva protesta. Miriam Hidalgo, de la ciudadela La Atarazana, se queja de que haya demora en las unidades, sobre todo de noche, cuando sale de su trabajo. “Yo estoy de acuerdo con la subida, siempre y cuando mejoren el servicio. ¿Qué garantías hay? Pues no todo es por temas del combustible”, piensa.

El Municipio entregó oficio a la fiscalía. 

Por semanas, diferentes buses permanecían estacionados en avenidas como la Barcelona, en señal de protesta. El Municipio advirtió que se retiren o sino serán multados. Efectivamente, se fueron las unidades, pero el procurador síndico municipal Cristian Castelblanco, paralelamente, presentó un escrito ante la Fiscalía para que las autoridades “estén alertas” ante una eventual paralización del transporte.