Los motores que dan aliento al ocio comenzaron a despertar en las grandes ciudades y los rincones más pequeños también dicen presente. Este es el caso del Buijo Histórico, localidad perteneciente a la parroquia La Puntilla, en el cantón Samborondón, y donde los colores, un abanico de sabores y la recreación ganan terreno, ya sea entre sus arterias o su punto más atractivo: el malecón.

En su única vía de ingreso el bullicio de a poco se esfuma, pero el dinamismo lo obtienen diferentes negocios que se han multiplicado. Panaderías, barberías, locales de comidas rápidas y hasta mini markets dan la bienvenida, aunque al llegar al pie del río Babahoyo se produce una metamorfosis. Hay más arbolado, las viviendas lucen más coloridas, con cercos de cañas, y figuran hamacas donde más de uno toma la siesta.

Son al menos 400 viviendas que allí se asientan y mantienen su esencia. Las familias se reúnen a jugar cartas o simplemente platican, mientras que los más jóvenes aprovechan para rodar sobre monopatines o bicicletas.

Se respira un aire de tranquilidad, concuerdan, mientras que los fines de semana la reactivación aterriza a la zona del malecón gracias a la llegada de residentes no solo de ciudadelas aledañas, sino también de Guayaquil o Daule. Este motor comenzó a prenderse durante los últimos dos años.

Así lo recuerda Nelson Bohórquez, quien habita frente al espacio turístico y abre sus puertas desde las 12:00 hasta las 00:00. “Esto se llena los viernes, sábados y domingos, sobre todo cuando hay ferias. En la pandemia estaba cerrado y ahora vienen de todos lados”, cuenta el ciudadano, al señalar los murales que se estampan a lo largo de la arteria.

Le da gusto ver que haya más color en el sector y que cada vez el Buijo Histórico tenga visitantes. Aunque sobresalen los coloridos murales, muchas de las viviendas están estampadas con diseños que simulan maderas y hasta una bicicleta ocupa la acera con un fondo de un pequeño bosque. Ese es un punto fijo para la selfi.

Manuel Castro, joven morador de la zona, no solo disfruta de jugar indor en la calle, también lo hace en la cancha del malecón, pero se lamenta cuando el sitio no tiene todas las puertas abiertas. Espera que el coliseo, que colinda con el área, reabra pronto para poder tener más recreación, al igual que una unidad de Policía. Lo dice en vista del incremento de visitas, para mayor seguridad.

Para Inés Mancero, directora de turismo de Samborondón, lo que más le ha cautivado a las familias que frecuentan el área es la “paz” que allí encuentran. En el espacio también resaltan otros murales, que los resume como un “estilo vintage”. Sobresalen sombreros, placas de ciudades, maderas...

“Es una fusión entre un viejo oeste, pero no el americano, sino que en todas partes del mundo está el vaquero, caballo, jinete, y aquí tenemos al montuvio que está representado”, explicó Mancero, quien resalta que otra de las atracciones en el área es la colocación de tapetes.

Con esto, que es gratuito bajo reservación, incluso se han dado cumpleaños y en mayo se prevé que se pongan en marcha otros proyectos como música en vivo y más ferias.

Pero estas acciones, al igual que proyectos como una calle de cometas y otra de globos aerostáticos, tienen un propósito: que sirvan para que el Buijo Histórico sea reconocido como un Pueblo Mágico ante los ojos del Ministerio de Cultura.

Incluso, en medio del malecón sobresale un monumento del libertador Simón Bolívar, y que Mancero sostiene que es clave para esta postulación. “Estoy haciendo el trámite para que seamos nominados como patrimonio cultural, es importante y, paralelamente, vamos a pintar las casas con los colores que elijan los propietarios”.

Entre otros planes que tiene para el Buijo resalta los elementos que serán “concesionados” a los emprendedores de la zona para que exhiban sus productos en las vías del sector, y que pueden comercializar desde manzanas acarameladas hasta legumbres, adelantó.