Las calles que lo vieron salir a entrenar fueron testigos de cómo miles de naranjaleños le dieron el adiós a Dannes Coronel, jugador del Emelec y la Tricolor.

El féretro salió de su casa, en el barrio Encalada Mora de su querido Naranjal, cobijado por un lienzo que tenía las banderas de Ecuador, Naranjal y del Bombillo.

A la salida de aquel domicilio, una pared inmensa pintada con su foto y frases de agradecimiento quedaban para la historia. La obra fue diseñada por el artista Walter Arce a manera de homenaje. La hizo junto a sus hijos Jhon y Juan, y Monchito Quinteros.

“A este sector se lo conoce como la calle 8 de Naranjal. Aquí Dannes jugaba vóley y sus amigos me invitaron para que le haga un dibujo. Lo hice con todo el cariño del mundo, debido a que nos hizo quedar tan bien en las canchas de Ecuador y América”, expresó Arce.

Las muestras de afecto de los naranjaleños fueron grandes. En la iglesia San José lo esperaba el monseñor Dustín Salazar, quien ofició la misa.

El parque Central, que se ubica junto a la iglesia, estaba lleno. A un costado caminaban sus amigos de equipo: Iván Hurtado, Kléber Fajardo, Augusto Poroso, entre otros. Nunca antes este cantón del Guayas había recibido a tantos exjugadores.

Mónica Pantaleón, la esposa de Dannes, y sus hijas recibían el abrazo de amigos y familiares. Allí estaban con quienes jugó en las canchas de su ciudad, quienes lo vieron por televisión y los jóvenes que recibieron sus consejos cuando fue entrenador.

El alcalde de la ciudad, Luigi Rivera Gutiérrez, decretó duelo en la localidad en honor al jugador que sacó la cara por su pueblo en las canchas de Ecuador y América.

La Asociación de Emelecistas del cantón también le hizo un homenaje. “Se lo despidió como a un grande. El cariño es gigante para Dannes, no solo que era un naranjaleño, era un hermano de la vida”, comentó Solano.

Se fue el bicampeón de Naranjal, el jugador que con su velocidad conquistó las canchas del país y dejó huella entre allegados, amigos y aficionados.