A 15 minutos de la comuna Daular, en las afueras de Guayaquil, entrena uno de los clubes que juega el torneo de Segunda Categoría de esta temporada: Guayas FC, un equipo que históricamente ha representado a la provincia de donde proviene su nombre, pero que paradójicamente nunca ha logrado ascender al fútbol de Primera Categoría.

Eric Ramírez, uno de las principales cabezas de la institución, decidió hacer varios cambios importantes dentro de la estructura del equipo, entre ellos el más radical fue traer a jugar a chicos de entre 16 y 18 años exclusivamente de diferentes partes de la provincia de Esmeraldas para armar una plantilla joven y así aspirar a puestos estelares en el famoso torneo de ascenso 2023.

No satisfecho con la renovación de la plantilla, el club decidió también levantar un complejo deportivo en un área de 10 hectáreas cerca de Daular. Con el tiempo, el resultado de muchas horas de construcción fueron 2 canchas rústicas para entrenamientos, áreas de cocina, cultivos de frutas, comedor, aulas de clases y habitaciones para hospedaje, todo por y para los chicos que entrenan día a día en el club.

“Me dediqué a hacer el famoso scouting en la provincia de Esmeraldas, allí logré ver muchos prospectos que considero son muy buenos; decidí hablar con sus padres, les comenté la idea del proyecto y de las comodidades que iban a tener sus hijos, finalmente dieron el Ok para que vengan a vivir al club”, cuenta Ramírez.

El cronograma de los muchachos comienza desde muy temprano, a las 06:00 se levantan y realizan labores de calentamiento; una hora más tarde se les sirve el desayuno; a las 08:00 comienza el entrenamiento y luego tienen un descanso hasta la hora del almuerzo.

En la tarde, un profesor contratado por Ramírez asiste al alejado complejo para darles clases de matemáticas e inglés a los chicos, pues para el dirigente es de suma importancia que ellos aprendan lo más que puedan, mientras se encuentren en las instalaciones.

Ya en la parte deportiva, Jasson Zambrano, ex jugador de Emelec y quien trabajó con otros equipos de divisiones formativas y clubes profesionales, es el director técnico del club.

Al consultarle al dirigente el por qué la lejanía del complejo, este respondió que fue planificado para que los muchachos no se pierdan en los múltiples vicios y distracciones que la ciudad ofrece. “Ellos siguen siendo jóvenes todavía y como todo muchacho quieren explorar y experimentar; prefiero mantenerlos alejados de eso”, precisó.

En el proyecto, la encargada de la cocina de esta pequeña comunidad deportiva es doña Graciela Molina, la chef, quien les brinda a los muchachos alimentos que aporten muchas energías para afrontar los entrenamientos y partidos.

“Entre sus platos favoritos están la sopa de chancho y el seco de pollo, mientras que los jugos naturales nunca faltan en la mesa, sin dejar de lado el verde, mucho verde”, dice Molina con una sonrisa cómplice por “sus chicos”, como cariñosamente les dice.

El compromiso de los jugadores en conseguir cosas importantes en el torneo de AsoGuayas y retribuir la “apuesta” que están haciendo por ellos es evidente. Aunque hablan poco ante las cámaras, en sus rostros y energía al tocar el balón en los entrenamientos muestran sus ganas de superación.

A los rivales los tienen plenamente identificados: el legendario Club Sport Patria, Legión Amarilla, Panamá SC y Estudiantes del Guayas “son las fichas a vencer”, recalcan.

Y es que el sistema del torneo de Segunda Categoría es un poco extenso; participan alrededor de 178 equipos en la fase provincial para luego dejar un restante de 64 clubes en la última etapa, llamada fase nacional.

En la fase provincial, correspondiente a la de Guayas, existen 4 grupos, del primero al tercero tienen 7 equipos y el cuarto tiene 6, es precisamente en ese último donde se encuentra Guayas FC que buscará avanzar lo que más pueda en el largo torneo que otorga 2 cupos a la Serie B (primera categoría).

Haciendo una mirada a todo lo construido, sin ninguna inversión privada, a Eric Ramírez se le ‘infla el pecho’ al pensar que levantó un club en medio de la nada, con un objetivo claramente definido: convertir a estos chicos que no tienen nada en verdaderos campeones.