Han pasado tres años desde que Dayanna Maithé Andocilla descubrió su pasión por el balompié.

Tenía nueve años cuando pateó por primera vez un balón y en ese momento jamás imaginó que se convertiría en un referente para otras niñas, con quienes compartía en la escuela de fútbol de Emelec.

Actualmente Dayanna entrena con las divisiones menores de Barcelona y es el refuerzo de lujo que tiene la Escuela de Fútbol Milagro, Esfutmil, en las categorías 12 y 14.

La niña es oriunda de la parroquia Roberto Astudillo, del cantón Milagro. Su talento, capacidad y excelente dominio del esférico han hecho que se convierta en la ‘10’ del equipo.

Ella es la encargada de organizar a sus compañeras, de indicarles lo que deben hacer y apoyarlas cuando la necesitan.

Su objetivo es convertirse en futbolista profesional y ayudar a sus padres en lo que necesiten, sin descartar obtener su título universitario, aunque por ahora no sabe qué carrera seguir.

Manuel Llamuca es el encargado de entrenar a las chicas de Esfutmil. Las canchas para explotar la capacidad de las jugadoras pertenecen al club Tronver, en la ciudadela Los Troncos.

Es ahí donde Dayanna expone todo su potencial. Es una chica polifuncional de la que las otras niñas, que apenas tienen tres meses en el equipo, aprenden.

El torneo de Diario Extra es el indicado para que el primer equipo de chicas de esta escuela de fútbol inicie su camino, teniendo a Dayanna como principal carta de presentación.

“Es una niña a la que conocimos en Roberto Astudillo. Ella está en Esfutmil para apoyar a las chicas que recién empiezan. Dayanna tiene un trabajo más fuerte”, enfatiza Llamuca.

Y es que la estudiante de la Unidad Educativa Guillermo Durán Arcentales no solo es el apoyo para el equipo de mujeres de las categorías 12 y 14, sino también de los hombres.

En el torneo que se juega en el polideportivo de la Universidad Estatal de Milagro, ella resalta entre sus compañeras, pues no hay un solo rincón de la cancha que no haya recorrido.

Dayanna es la encargada de cobrar los tiros libres, de esquina y hasta los laterales. Al momento de patear la pelota, lo hace con tal fuerza que no tiene nada que envidiarle a un hombre. “Es una chica que, en un futuro, va a dar mucho de qué hablar”, reconoce Llamuca.

Así como la chica de 12 años es el referente para muchas niñas de su edad, ella tiene su propia inspiración y, por coincidencia, llevan el mismo nombre. “Quiero ser como Dayanna Zúñiga, la joven que juega en Barcelona”, expresa.