Le faltan dos centímetros para que mida un metro (98 cm), pesa 10,25 kilos y es la más deseada del continente. Se trata del trofeo de la Copa Libertadores, el cetro más deseado de los futbolistas que juegan en los clubes de Sudamérica y a su vez el más antiguo, que este 29 de octubre se entregará en Guayaquil al nuevo rey de América.

Elaborada en madera de cedro y plata, cuenta en su base con suficiente espacio para ser llenada con placas de equipos ganadores hasta la edición de 2031.

De Ecuador, el primero en tenerla en sus manos fue Alberto Spencer cuando jugaba con Peñarol de Uruguay y la levantó en 1960, 1961 y 1966. Ya en 2008, Liga de Quito hizo posible el sueño de que un equipo nacional la tenga en sus vitrinas.

Sostenerla entre las manos es un lujo de pocos. En 2008, aparte de los jugadores albos, hubo hinchas que la tocaron cuando José Francisco Cevallos la trajo a Guayaquil.

EXPRESO conversó con el exgolero, también con el exvolante Patricio Urrutia y el hincha Luis Lirio, quien tenía 11 años cuando conoció el trofeo.

La Copa, que fue modificada en 2021 y que dejó de ser de acero para volver a su tradicional forma de plata, llegará este miércoles 26 de octubre a Guayaquil para la final entre Flamengo y Atlético Paranaense del 29 de octubre en el Monumental.

JOSÉ FRANCISCO CEVALLOS: “LA COPA, DE QUE PESA, PESA”

En el estadio Maracaná de Río de Janeiro, José Francisco Cevallos se vistió de héroe y tuvo el trofeo de la Libertadores en sus manos. Catorce años después, el legendario trofeo regresa a Guayaquil, y el arquero habla de aquella experiencia: “Fue algo increíble, toda mi carrera había soñado tenerla, pero después del último penal que tapé era el momento de levantarla. Lo primero que hice fue besarla”, expresó Cevallos, quien con el pasar de los años, consiguió una réplica en Argentina que hoy en día tiene en su casa.

“Es el trofeo más deseado por los jugadores. De que pesa, pesa, son más de 20 libras, pero cuando la tienes en las manos es como si alcanzaras la gloria”, precisa aún emocionado Cevallos.

Recuerda que en julio de 2008, cuando llegó a Quito con el trofeo, pidió a la dirigencia alba que se lo presten para traerlo a Guayaquil y lo consiguió: “Teníamos una escuela de fútbol y la traíamos como motivación para los pequeños, fue algo espectacular, algo que nunca los pequeños los soñaron”.

PATRICIO URRUTIA: "EL MEJOR RECUERDO QUE HE TENIDO"

Nacido en Ventanas, provincia de Los Ríos, el exvolante de Liga de Quito también levantó la Copa en Brasil, en 2008, pero precisa que el anhelo era un sueño repetido desde pequeño cuando veía por televisión cómo los campeones la alzaban.

“La gráfica mía de tenerla en brazos besándola la llevaba desde niño. Debía hacerlo. Y cuando lo hice me dije: ‘Sueño cumplido’. Luego la levanté y recuerdo que la hinchada gritaba, caían los papelitos desde el cielo”, cuenta el Pato sobre ese 2 de julio de 2008.

Catorce años después confiesa que es uno de los momentos más gratos que le dejó el balompié. “Ha sido el mejor recuerdo que he tenido en mi carrera”.

Hoy en día, Urrutia guarda cientos de fotografías del trofeo y también una réplica. Cuenta que cada vez que ve la Libertadores, su mente se llena de añoranzas. Y es que “una cosa es verla y otra tenerla”, aclara, de ahí que entiende todo el resguardo y operativo que le dedican los organizadores para protegerla en cada exhibición.

LUIS LIRIO: "HOY ENTIENDO LO IMPORTANTE QUE ES"

Luis Alfredo Lirio Sánchez era un jugador de la escuela de fútbol La Canchita en 2008, tenía 11 años y fue uno de los privilegiados de estar cerca del trofeo más codiciado de América.

Catorce años después, Lirio se alejó del fútbol por una lesión y al ver las fotos, le da nostalgia.

“Estaba con mi hermano Jairo y cuando vemos las fotos recordamos que nuestro sueño era ser futbolistas y poder ganarla algún día; tuvimos la gloria deportiva tan cerca”, expresa Lirio, quien entrenó en uno de los primeros campos de material sintético de Guayaquil, en el sector de la Kennedy Nueva.

Cuando le dijeron que aquella tarde de julio de 2008 iba a tener la Copa tan cerca no lo podía creer.

“Tenía 11 años, veía la Copa y pensaba que era un sueño, hoy noto la grandeza que tuvimos ese día ante nosotros”, expresa.