Dependiendo del modelo del vehículo, en el mercado existen tres tipos de sistema de dirección: mecánica, hidráulica y eléctrica, en las que existen componentes que fusionan el volante con el tren delantero para el control del automotor; de ahí que el mantenimiento adecuado de este es vital para evitar cualquier tipo de contratiempos.

Efraín González, mecánico de profesión, advierte que el carro suele enviar siempre alertas que el conductor debe prestar atención. Entre las más comunes están el desvío del volante hacia un costado de la vía (izquierdo o derecho), o el desgaste irregular de los neumáticos.

Además, puede sentirse cierta lentitud o no retorno del volante a la ubicación normal cuando se gira, o vibraciones (comúnmente conocidas como veri veri).

Otra alerta puede ser la generación de sonidos poco comunes al girar el volante; también la pérdida de aceite hidráulico o la fuga de fluidos en la cremallera, que se suele percibirse como cierto hedor a aceite quemado.

“Normalmente las direcciones mecánica e hidráulica dan alertas parecidas al conductor, como sonidos, endurecimiento del volante o el goteo de fluidos; en cambio, la dirección eléctrica lo hace a través de los sensores. Cuando se enciende check in, se escanea y se detecta que el problema está en la dirección”, explica el experto.

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En lo que respecta al desgaste irregular de las llantas, el mecánico profesional Lenin Mieles refiere que “es importante hacer revisiones periódicas, como alineación y balanceo de neumáticos, al menos cada 15.000 km. Eso evitará que otros componentes del tren delantero se averíen”.

Pero ¿Por qué motivos? Los profesionales coinciden en que cada que el vehículo cae en algún hueco o bache mientras circula (sobre todo a velocidad) las llantas van perdiendo calibración, lo que genera el desgaste irregular, que va deformándolas, al punto de acelerarles la vida útil.

“Es por eso que, aunque pueda parecer algo exagerado, se recomienda realizar la alineación después de cada caída en los baches, más aún si son profundos. Así se logra prevenir el daño prematuro de los neumáticos”, explica Mieles.

En Ecuador, los vehículos con dirección hidráulica son mayoría, precisa González. En ese caso, cuando se presenta una falla en la dirección, regularmente hay pérdida del aceite hidráulico. Al igual que en la dirección mecánica, cuando hay las primeras fallas se vuelve duro el volante y se generan sonidos cuando se lo gira. En cambio la dirección eléctrica se torna estática.

Cuando la dirección comienza a fallar es porque elementos como los bocines de los platos, barras, terminales, rótulas, articulaciones o amortiguadores están deteriorados. Y uno de los mayores riesgos para quien conduce un carro en ese estado es que se rompa la rótula o terminal en la vía, lo que puede derivar en un siniestro de tránsito grave.

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