Si en el interior de su vehículo percibe un fuerte olor a combustible, el que incluso llega a impregnarse en su ropa, acuda pronto a un mecánico, pues es posible que exista una fuga que derive en un excesivo consumo y, en determinadas ocasiones, incluso en un siniestro grave.

Entre las causas más comunes está el deterioro del sello de la bomba de gasolina o la afectación de los inyectores, coinciden expertos. También podría suceder que algún sensor esté en mal estado y deba ser reemplazado.

Según lo consultados, uno de los que más se deteriora es el de oxígeno, que se encuentra junto al múltiple del escape; además, está el sensor máster, cuya función es controlar la entrada de aire al motor. Las fallas en esos elementos generan mayor consumo de combustible, el carro apesta a gasolina y humea en exceso.

Otra pieza en mal estado que podría provocar fuga es el TPS, que va en el acelerador y regula el paso del combustible a los inyectores. Es un elemento eléctrico y se deteriora por el paso del tiempo; además, está la contaminación regular: Si el catalizador se tapa afecta la normal circulación del combustible.

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Ante la primera alerta de olor a combustible al interior del automotor, los expertos recomiendan hacer un mantenimiento exhaustivo, comenzando por un escaneo del sistema para detectar la falla y hacer correctivos antes de que el daño sea mayor.

“La vida útil de todo tipo de sensores se rige según un kilometraje, pero uno se descuida y no lo cambia a tiempo. Por eso se llega a problemas graves como el consumo excesivo de combustible, por fuga y desperdicio”, refiere Eduardo Méndez.

“Así no se haya detectado una falla es recomendable hacerle un mantenimiento al carro cada 5.000 kilómetros, ahí se le coloca el escaner, se revisan los sensores, además, se realiza un chequeo visual que permite detectar alguna corrosión o malas condiciones de algún cable, que con el tiempo ocasionan problemas”, explica Eduardo Méndez, quien indica que regularmente los usuarios no reaccionan a tiempo ante las eventualidades.

Carlos Parra explica que hay carros a los que no se les enciende el check engine (revisar motor). Por eso, todo conductor debe estar alerta cuando percibe el olor a combustible, que muchas veces deriva también en la generación de humo negro que sale por el tubo de escape.

“Cuando hay fugas y suciedad incluso el humo que emite el carro por el tubo de escape sale mezclado con gases del combustible y podría generar ardor de los ojos”, recalca el mecánico, que insiste en no descuidar el mantenimiento del vehículo para evitar complicaciones mayores.

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