“Las niñas no van a aspirar a convertirse en algo que nunca han visto”. La afirmación de Sofía Cabrera, comunicadora especializada en divulgación científica, resume la importancia de que las infantes conozcan las ciencias y a mujeres destacadas en ese campo, para que al crecer decidan seguir ese camino.

La pandemia y el Día de la Mujer han visibilizado la presencia femenina en la medicina y la investigación científica. Pero, ¿Qué hacer para que este hecho no sea solo coyuntural, sino común? ¿Cómo lograr que cada vez haya más mujeres ecuatorianas haciendo ciencia?

Catedráticas y científicas consultadas coinciden en varios puntos. El principal, que la educación formal y no formal acerquen a las niñas a la ciencia y a referentes femeninas.

Patricia Castillo, coordinadora y cofundadora de la Red de Mujeres Ecuatorianas en la Ciencia (Remci), plantea incluir en el currículo y libros de texto, perfiles de mujeres en ciencias, en toda su diversidad.

En la educación no formal, Sofía Cabrera propone que esto también se haga a través de los temas y contenidos de museos, medios de comunicación o de las actuales redes sociales.

Y, por supuesto, también establecer políticas públicas dentro de un plan nacional de desarrollo de ciencia y tecnología.

Aparte del fomento de la vocación, creen que falta más voluntad política para cumplir y hacer cumplir lo que ya está establecido en la normativa.

“Las mujeres son alrededor de 18 % de rectoras entre las universidades del país. En muchas instituciones aún no se ha tenido siquiera candidatas a ese cargo”, dice Castillo, PhD en Biomedicina, aludiendo a la obligatoria paridad de género.

En ese punto coincide Karla Rodríguez, expresidenta de la Asociación de Becarios Retornados del Ecuador (Abrec), quien atribuye ese hecho a la persistencia del machismo, discriminación y estereotipos.

Según dice, hay mujeres científicas ocupando cargos inferiores, solo porque en esas entidades se cree que los hombres tienen más valía.

Lamenta que aún subsistan y se impongan el sexismo y los estereotipos al momento de decidir qué carreras deben estudiar los hombres y las mujeres. “Según dicen las estadísticas, las mujeres siguen trabajando de manera preferente en ciertas áreas y estudiando las mismas carreras”, manifiesta la máster en Desarrollo Rural.

Estefanía Espín, científica especializada en Biotecnología, también da prioridad a las políticas públicas que permitan a las mujeres desarrollar sus estudios y carreras científicas.

Eso implica no solo el acceso a la educación o a becas de posgrado, sino también aspectos como la crianza compartida de los hijos y servicio de guarderías en los lugares de trabajo.

“También es necesaria la transversalización del enfoque de género en el sistema educativo, para que las niñas puedan crecer sin estigmas, sin discriminación ni violencia”, acota.

Gilda Alcívar, rectora de la Universidad Ecotec, coincide en la importancia de la educación. “Ese fomento no solo se da desde las aulas, sino también en el imaginario colectivo cuando se dan a conocer las historias de científicas ecuatorianas que se pueden volver inspiracionales o referenciales para las niñas”, expresa.

OTRAS PROPUESTAS DE POSIBLES MEDIDAS Y ACCIONES:

Monitoreo y sello de calidad. Patricia Castillo plantea un sistema de monitoreo y reporte de participación de mujeres en las empresas; ligado a considerar la equidad y diversidad en una universidad, centro de investigación o instituto como indicador de calidad.

Políticas públicas. Para que las mujeres puedan tener una carrera científica, más allá de lo coyuntural, se necesitan políticas públicas que les permitan el acceso a la educación pública; y becas para que puedan realizar sus estudios de posgrado, manifiesta Estefanía Espín.

Mejorar la industria. Para tener más mujeres en ciencia debemos tener una mejor industria de ciencia y tecnología. Su crecimiento debe ser paralelo, es una meta para el país, no solo en temas de desarrollo, sino también de equidad, dice Gilda Alcívar.