Desde noviembre empiezan los pedidos. Los restaurantes y emprendimientos pequeños se alistan para la alta demanda gastronómica. Y es que las costumbres y tradiciones de las distintas nacionalidades que convergen en Guayaquil, hacen que diciembre sea el mes más productivo económicamente, pero también que haya un auténtico intercambio de cultura y sabor.

Para los colombianos, por ejemplo, la primera fecha de celebración es el 7 y 8 de diciembre, donde llevan a cabo el Día de las velitas. Tradición que marca el comienzo de las fiestas navideñas en su país. Los buñuelos y la natilla son infaltables en estas fechas. Le siguen las novenas y las cenas de Navidad y Fin de año.

Los venezolanos, en cambio, componen su plato típico con hallaca, pan de jamón, ensalada de gallina y chancho hornado. El 21 de diciembre arranca la celebración con el Día del Espíritu de la Navidad. Según la tradición, un ser de luz llega a los hogares para dar abundancia, bendiciones y salud.

En Ecuador viven 425.045 extranjeros, según el último censo publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), una gran parte de ellos habitan en Guayaquil, la ciudad más poblada del Ecuador - con 2.746.403 habitantes.

Sin duda, diciembre se convierte en una vitrina para comercializar las propuestas gastronómicas.

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Para los ecuatorianos las novenas, Noche buena y Fin de año, son los escenarios ideales para compartir en familia y disfrutar de la gastronomía de tradición alrededor de una cena que casi siempre incluye el famoso relleno. Julia González, propietaria del restaurante ‘El Rinconcito de July’, cuenta a EXPRESO que desde hace ocho años, incluyó en su menú de diciembre y bajo pedido, este platillo. Prepara alrededor de 50 a 90 tarrinas para sus clientes.

Son 25 ingredientes que la componen, entre ellos: refrito, pan de pascua, pasas, lomo de cerdo, pollo, salami, jamón, tocineta, ciruelas pasas, nueces y huevo duro. Lo aprendió desde pequeña, porque su madre le enseñó a ella y a su hermana. Ahora Julia prepara este plato junto a su hija Génesis. “En el mes de diciembre recibimos pedidos de empresas y familias que me conocen”, menciona González, quien además de vender el relleno, también prepara pavo, arroz navideño y ensaladas.

Isabel Ramírez, administradora de la panadería colombiana ‘TortasPan’, también desde hace ocho años, decidió junto a su mamá y hermano, reestructurar el negocio para aprovechar en diciembre el impulso significativo de venta de productos tradicionales.

“Esta panadería lleva 20 años en la Alborada y el acercamiento que tenemos con la comunidad es lo que nos lleva a renovar este lugar y su propuesta gastronómica”, menciona.

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Durante el año venden Pandebono, empanadas de cambray, tamales, chorizos y buñuelos. Pero en diciembre este último producto, toma más protagonismo y se convierte en el más pedido junto a la natilla (producto que solo se consigue en diciembre y bajo pedido).

“Conseguir la materia prima no es fácil”, menciona Ramírez, pues los ingredientes son traídos de distintas ciudades, para que el sabor sea lo más fiel a un plato preparado en Colombia. Por ejemplo, para hacer el buñuelo, consiguen el almidón de Manabí, el queso en Cuenca y la maicena en Guayaquil. Pero también hay productos que solo se consiguen en Colombia, como la natilla, que es traída por proveedores desde Colombia. Por eso la venden solo en diciembre y bajo pedido.

Pero sus clientes, no solo son colombianos. “Hay ecuatorianos que han visitado Colombia y regresan acá, buscando lugares donde puedan conseguir los productos”, por eso al darse cuenta, Isabel vio una oportunidad de dar a conocer los productos estrella como el pandebono, empanadas de cambray, pastel de guayaba y almojábanas, que son vendidos durante todo el año.

David Cárdenas, venezolano radicado en Guayaquil desde hace siete años, es dueño del restaurante ‘Punto Criollo’ y junto a su familia encontró en Guayaquil una oportunidad para compartir sus tradiciones gastronómicas. “por la cantidad de venezolanos que había empezamos a vender. Los dos primeros años, solo por redes, hasta que nos pusimos nuestro local y ahora vienen los clientes por sus pedidos”, explica.

Desde principios de noviembre David empieza a recibir pedidos, y no solo de sus compatriotas, porque también hay ecuatorianos que le encargan. Despacha alrededor de 60 panes de jamón y 600 hallacas entre el 23 y 24 de diciembre.

“Si en diciembre no hay hallaca, no es diciembre. Puede faltar hasta el arbolito pero jamás una hallaca”, menciona Cárdenas, y aunque este producto se venda durante todo el año, en diciembre toma un papel protagónico. “Cuando ves un plato compuesto principalmente por hallaca y pan de jamón, sabes que es Navidad”.

En Venezuela, la hallaca a diferencia de la ecuatoriana, es salada y se prepara de distintas formas aunque su base sea la misma (con tres tipos de carne y harina). Dependiendo de la región, los ingredientes varían. Lo que no cambia es la forma en como se prepara: en familia. “Hasta el más chiquitico tiene una función en la preparación”. Tiene carne de res, cerdo y pollo, aceituna, pasas, alcaparra, cebolla, huevo, garbanzo, zanahoria, papas, entre otros.

El pan de jamón, es hornado y va relleno de jamón ahumado, tocino, pasas y aceitunas. El familiar mide entre 40 a 45cm.

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Julia, Isabel y David tienen sobre todo una cualidad en común. Haber aprendido a preparar desde pequeños las tradiciones gastronómicas de sus países, pero sobre todo arriesgarse a demostrarlo no solo con sus conciudadanos.

Para Isabel, la aceptación de los ecuatorianos es lo que la hace innovar su cocina. “Nos hace sentir muy orgullosos, saber que hay muchas personas que conocen nuestros productos y que nos siguen pidiendo más; y sobre todo que podemos brindarle algo a un país que nos ha dado todo también”, concluye.

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