Cruzar siempre fue un problema. Así lo asegura Mercedes López, madre de familia de la Unidad Educativa Tarquino Hidrobo, ubicada en el sector de Cotocollao, norte de Quito.

Ubicada en la calle Gral. José María Guerrero, al igual que otros tres establecimientos educativos, alumnos y padres debían avanzar hasta encontrar un semáforo, o aventurarse entre los carros para cruzar.

“Era un peligro. Se habló de esto en varias ocasiones con las autoridades del colegio, pero nunca nos dieron solución. Había que cruzar entre los carros y esperar que reduzcan la velocidad y den el paso”, comentó.

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Con el fin de facilitar el cruce para los estudiantes y la habitabilidad de la zona, el Cabildo recientemente lanzó el plan ‘Ruta Escolar Segura’, que incluye la señalización, semaforización y obras en aceras de esta y otras vías de Cotocollao.

Así lo explicó Cecibel López, coordinadora de operaciones de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), que desarrolla la intervención en la zona. “Los trabajos se han hecho en el polígono central de Cotocollao, en un radio de nueve kilómetros”, explica.

Esta agrega que la intervención se lleva a cabo en la calle Gral. José María Guerrero y las intersecciones Vicente López, Müller, Cuicocha e Ignacio de Loyola, hasta el ingreso principal de la Unidad Tarquino Idrobo y el parque 23 de Junio, una zona considerada altamente conflictiva para el tránsito.

“Este es un sector donde teníamos varias dificultades en el acceso, y donde la señalización era muy necesaria”, dijo. Con el fin de dar mayor fluidez a las vías y prevenir accidentes, se pintaron pasos cebra, se colocaron vados para evitar el estacionamiento, y letreros de ‘pare’ y ‘zona escolar’, que precisamente no habían sido instalados.

Y aunque precautelar el bienestar de centenares de alumnos que acuden a los colegios ubicados en esta vía es vital, este no es el único objetivo de la ‘Ruta escolar segura’, como lo explica Mónica Quintana, oficial de enlace de ONU Hábitat, que financia el plan junto al Cabildo.

“La idea de esta propuesta es trabajar en la integración territorial para desarrollar proyectos de ciudades incluyentes en las comunidades de acogida de las personas en situación de movilidad humana”, explicó.

Quito: rodar para despabilar a la ciudad

Quito es una de diez ciudades en la región que han adquirido este compromiso, y a través de este proceso, cofinancian intervenciones de mejoramiento territorial en las comunidades con más altos índices de migración.

“Se identifican problemáticas que impiden una mejor integración y afectan la seguridad en la movilidad de niños, niñas y adolescentes. En este caso, estamos hablando de aproximadamente 7.000 estudiantes que asisten a seis unidades educativas, ubicadas todas en esta área muy pequeñita”, comentó.

Quintana agregó que el plan no se decidió de manera arbitraria, sino que es el resultado de un proceso participativo en el que intervinieron los alumnos del sector y plantearon sus necesidades inmediatas.

Esta es la primera fase. Ambas entidades esperan extender la propuesta a la totalidad de las calles de Cotocollao.

Así mismo, se intervendrán vías principales en las que se ubican centros escolares de la parroquia Quitumbe, al sur de Quito.

• 7.000 estudiantes asisten diariamente al colegio en la zona intervenida de Cotocollao.

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