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A la Virgen. El artesano da los últimos toques al traje con el que se engalana a la Virgen del Cisne.Nestor Mendoza / Expreso

El último de un linaje que viste a los santos y santas

Julio Suárez Vera tiene 40 años confeccionando trajes para las imágenes católicas. Este artesano de General Villamil heredó el arte de sus ancestros

“Aunque no lo crean, aprendí a confeccionar viendo tejer las redes de pescar de mi padre. Vengo de una familia de pescadores y artesanos y creadoras de trajes de su propia inspiración, que antes vestían a la reina de las fiestas de la Virgen de las Mercedes. Ahora solamente quedo yo de esa generación”, relata Julio Suárez Vera, de 58 años, diseñador y decorador autodidacta que lleva 40 años confeccionando trajes para imágenes de los Vírgenes y santos que son patronos de poblaciones y ciudades. Nos lo cuenta mientras confecciona y diseña un traje para la Virgen del Cisne, patrona del barrio Enrique Torbay, que el sábado 29 de octubre celebró sus fiestas.

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Todas las imágenes son creadas con su respectiva vestimenta, que forma parte de la escultura, pero a muchos devotos, para demostrar su fe y gratitud, les gusta ponerles trajes adicionales de tela, para así adornarlos y engalanarlos para las procesiones y festejos, especialmente a las diferentes advocaciones de la Virgen María. “Cada vez que tengo que diseñar un traje, primero oro y pido perdón a la Virgen por los defectos que pueda tener la obra, pues se trata de hacerle el vestido a una divinidad y debe de ser perfecto, lleno de vida, brillo y colores, que reflejan alegría. Por eso su confección debe hacerse con profundo amor y devoción”.

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Accesorios. El modisto no solo se ocupa del traje, también de la ornamentación.Nestor Mendoza / Expreso

Hacer un vestido a una imagen es distinto a confeccionarlo para una reina de belleza. Sus trajes para esculturas deben tener una medida perfecta, sin que falte un detalle, para poder resaltar la figura del santo o santa, indica el diseñador mientras le pone el traje a la Virgen del Cisne, a la que le hizo el ajuar completo, incluyendo la corona, la cinta y el cabello. Entre más pequeña es la imagen, más difícil es hacerle un traje, y también ponérselo. Hay esculturas que llevan al Niño Dios en sus brazos, a quien también hay que vestir, incluso con otros colores y diseños. En cambio trabajar con imágenes grandes es más fácil, pero estas llevan más detalles: adornos, lentejuelas, piedras, bordados, apliques llamativos, porque están más expuestas a los ojos de la gente.

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A quien le ha hecho más trajes es a la Virgen de las Mercedes, patrona de Playas, y justamente en ella se inspiró para comenzar a hacer atuendos de imágenes. “Años atrás se elegía a la reina de las fiestas de las Mercedes, a quien se ataviaba con las mejores galas. Entonces me dije: ‘Si he confeccionado trajes para reinas, ¿por qué no puedo hacer uno para la Virgen?’. Ahí comenzó todo”, recuerda Suárez. En cambio, a los santos casi no se los viste, más bien a ellos se los engalana para las procesiones.

“Siento una emoción única. Pongo tanta fe en que el traje me quede bien, que me parece sentir una presencia divina en mi taller, de la Virgen o el santo al que le estoy creando su vestimenta. Me coge la madrugada trabajando y cuando me estoy quedando dormido siento que mis manos son guiadas por un ente divino en cada puntada que le hago al traje”, explica el creador.

Elaborar un traje le toma una semana y se utilizan las mejores telas, brillos, piedras y tules. “Para mí es un regalo que Dios. Él me ha dado la estrella de ser diseñador y sastre del cielo, sin haber tenido una preparación académica, solamente con la inspiración de Dios y la Virgen”.

El modisto de las reinas

El también diseñador de trajes para las reinas dice que en cada vestido típico se inspira en la historia de cada pueblo o ciudad, de manera que por sí solo el atuendo vaya contando su historia y refleje su cultura y costumbres. En el caso de Playas, los vestidos son adornados con conchas, figuras de peces, estrellas de mar, perlas, churos y redes, con paisajes marinos y balsas, que hablan de la cultura y costumbres de una ciudad de pescadores y turismo. Cada vez que alguien de un lugar determinado necesita un vestido típico, primero averigua su historia para a partir de ahí confeccionarlo. Sus obras han estado en toda la provincia del Guayas, también en Santa Elena y en Puerto Bolívar (Manabí), participando en concursos.