¿Quién es el hombre más feliz del mundo según la ciencia?
Matthieu Ricard es un monje budista, autor, traductor y fotógrafo de origen francés con nacionalidad también nepalí
Tras completar un doctorado en genética celular en el prestigioso Instituto Pasteur en 1972, Matthieu Ricard decidió dejar atrás una prometedora carrera científica.
Movido por una vocación espiritual, se trasladó al Himalaya, donde se sumergió en la tradición budista tibetana bajo la guía de maestros como Kangyur Rinpoche y Dilgo Khyentse Rinpoche. Desde 1989, ha sido también el intérprete francés del Dalai Lama.
Estudio sobre la meditación
En noviembre de 2004, un equipo liderado por Richard Davidson (psicólogo y psiquiatra) y Antoine Lutz (Centro Waisman, Universidad de Wisconsin) publicó en PNAS un estudio pionero sobre la actividad cerebral de meditadores expertos. Compararon a ocho practicantes tibetanos avanzados -incluido Ricard- con diez voluntarios sin experiencia previa, durante una sesión de meditación compasiva.
¿Por qué este estudio es importante?
- Evidencia de neuroplasticidad: Contradice la idea de que la estructura cerebral adulta es inmutable. Muestra que la meditación puede remodelar la actividad eléctrica y los patrones funcionales del cerebro.
- Fusión entre ciencia y espiritualidad: Fue uno de los primeros estudios que demostró cómo una práctica contemplativa ancestral, como la compasión, puede influir en funciones cerebrales relacionadas con emociones positivas.
- Aplicaciones clínicas y educativas: Abrió el camino a programas de entrenamiento mental (como el mindfulness y la meditación compasiva), hoy usados para mejorar la salud mental, la regulación emocional y el bienestar en contextos educativos y laborales.
Las ondas gamma, que se observaron con intensidad en los meditadores, están vinculadas a procesos cognitivos superiores como la atención, la memoria y la percepción consciente. Según los investigadores, la práctica meditativa prolongada fortalece la sincronización neural, lo que sugiere una mayor integración y eficiencia cerebral.
Un título que no le convence
En una entrevista con el New York Times en enero de 2024, Ricard se refirió con humor al título mediático que lo ha acompañado durante años: ‘el hombre más feliz del mundo’. “Es una gran broma”, dijo.
“No podemos conocer el nivel de felicidad a través de la neurociencia. Es un buen titular para los periodistas, pero yo no puedo quitármelo de encima. Tal vez incluso lo pongan en mi tumba: ‘Aquí yace la persona más feliz del mundo’”.
Aunque reconoce que disfruta cada momento de la vida, también admite atravesar momentos de profunda tristeza, sobre todo al enfrentarse al sufrimiento humano.
“Pero eso debería despertar tu compasión -afirmó-, y cuando la compasión se activa, uno se orienta hacia una forma de ser más fuerte, saludable y con sentido. Eso es lo que yo llamo felicidad”.
Para Ricard, la felicidad no es un estado constante de euforia, sino una base interior. “Es ese centro al que uno regresa tras los altibajos, después de las alegrías y las penas. Aunque experimentes intensamente el dolor -un mal momento, el sufrimiento ajeno-, la meditación te ayuda a mantener una sensación de profundidad. Y eso, precisamente, es lo que aporta la práctica meditativa”.
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