Enlatados
Enlatados.Shutterstock

Un ‘escáner nutricional’ a los enlatados

Son una opción rápida de consumo, pero contienen un alto porcentaje de sodio y azúcar. Los expertos analizan sus pros y contras.

En el supermercado, el pasillo de los enlatados, con su gran variedad de proteínas, vegetales y frutas, también tiene sus seguidores quienes se detienen en sus perchas a comprar alguno de ellos. Pero... ¿ alguna vez se ha preguntado cómo es que se conservan por tanto tiempo, cuáles son las consecuencias de su uso continuo? Expertas explican sus pro y contra.

Lo bueno

Según la nutricionista Fernanda Montoya, entre sus mayores ventajas están su fácil transportación, rápido consumo (no hay que cocinar) y tiempo de caducidad que es mayor al de los productos frescos. “En comparación con los congelados, los alimentos enlatados no pierden sus nutrientes. En especial, los minerales y vitaminas liposolubles como la D, E y K”. Sin embargo, la especialista reconoce que, aunque los anteriores puntos mencionados pueden ser positivos, realmente no son la opción más saludable.

Alerta con el bisfenol A

Las latas en las que se almacenan los productos podrían poner en riesgo la salud debido al recubrimiento con bisfenol A (compuesto más conocido como BPA, también presente en algunos envases plásticos). “Las personas pueden llegar a consumir estas micropartículas al adherirse al alimento almacenado”, aclara Montoya.

Según el Journal of the Medical Associations, algunas investigaciones demuestran que la ingesta de BPA estaría vinculado a la aparición de alergias, diabetes y otras enfermedades”.

Canadá es el primer país en declararlo sustancia tóxica, seguido de la Unión Europea, donde se prohibió este componente para producir biberones. Sin embargo, el BPA se sigue usando en las latas para alimentos y bebidas, y otros productos.

Incluso, el bisfenol puede tener efectos negativos “durante el desarrollo del niño, la respuesta de su sistema inmunológico y en fomentar la aparición de tumores”, explicó en un comunicado, John Dalli, comisario de Salud y Consumo de la Comisión Europea.

Con muchos preservantes

La nutricionista Mabel Fariño señala que los pescados y los vegetales enlatados suelen contener una alta cantidad de sodio, vinagre y otros preservantes artificiales perjudiciales para el cuerpo “especialmente para niños, mujeres embarazadas y personas con hipertensión”.

En el caso de las frutas se les adiciona gran porcentaje de azúcares “que no otorgan ningún nutriente y alteran su sabor natural”.

Qué hacer

Las nutricionistas consultadas afirman que lo más importante es el balance. Destacan que este producto al ser de fácil preparación se convierte en una opción para los días en que no se tiene tiempo para preparar la comida. Montoya recomienda consumirlo una vez por semana, aunque reconoce que lo ideal sería cada 15 días.

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Si opta por un enlatado de pescado (como el atún o la sardina), elija el que contiene agua o aceite de oliva porque es una grasa buena. Los de soya, palma o girasol podrían ser inflamatorios. Recuerde que el aceite altera el sabor del alimento y la cantidad total de calorías.

Respecto a los vegetales y las frutas, “jamás los recomiendo en lata. En Ecuador tenemos una gran variedad de estos alimentos totalmente frescos y su costo es mucho más económico”, añade Montoya.

Debe saber

  • Si compra algún alimento enlatado revise la fecha de caducidad y asegúrese de que la lata no tenga abolladuras, área oxidada o esté inflada.
  • Una vez abierto, cerciórese de que el producto no tenga mal olor, expulse algún gas o haya manchas de diversos colores (podrían ser hongos).
  • Antes de comerlo, escurra el líquido de la lata y lave el alimento con agua hervida.
  • Si sobró producto, guárdelo en el refrigerador en un recipiente no metálico. Opte por los de vidrio y es preferible consumirlo hasta 24 horas posteriores a su abertura.