“¡Cucuuuuuuy!”. La onomatopeya resuena a la entrada del Parque Metropolitano. “Si se llegan a perder del grupo, hagan ese sonido, que nosotros los encontramos”. Una treintena de cabezas asienten, y José Valenzuela, quien liderará la caminata esta noche, sonríe.

Son las 19:00. Minutos antes han llegado parejas, familias y personas solas para participar en esta actividad al aire libre que empezó hace ocho años de manera semanal, y que ni la pandemia por coronavirus ha logrado detener.

“Hay noches en las que hemos tenido hasta cincuenta personas y veintiséis perros”, recuerda Valenzuela. El guayaquileño se mudó a la capital en 2013, y junto a vecinos y amigos desarrollaron esta actividad gratuita para disfrutar del parque en un horario fuera de lo común. “Se perciben las cosas de otra manera, ves búhos, que no avistas durante el día, usas otros sentidos. Es una experiencia muy especial”.

Antes de partir hacia los senderos de este espacio público de 557 hectáreas, Valenzuela cuenta a los visitantes, y narra unos cuantos datos históricos sobre la historia del parque. “El Qhapaq Ñan o el Camino del Inca, la ruta que unificaba de norte a sur al Imperio Inca para por aquí”, subraya.

El diálogo lo mantiene a lo largo del camino, y conforme el grupo avanza por los senderos, e incluso a través de túneles de vegetación, informa a los visitantes sobre las especies de árboles junto a las que caminan, y lo insectos y animales que pueden ver y oír.

La gran mayoría de los 'caminantes' como se refiere a si mismo este grupo, pertenece al barrio el Batán, pero otros han llegado por recomendaciones, con amigos e incluso por casualidad, tras hallar la página de whatsapp, donde estos promocionan sus recorridos.

Otros, como Walter Guillén tienen años acudiendo a las caminatas. Él empezó en 2015. “Mi experiencia empezó de una manera muy pasiva, como un vecino más”, recuerda. “En algún momento tomé algo de liderazgo para aportar mis conocimientos como montañista al grupo, y motivar principalmente la disciplina y el cuidado”.

Cinco años después, la actividad aun lo “engancha”. “No hay noche igual a la anterior. Observar cómo el bosque del parque ofrece paisajes diferentes, todos hermosos, y compartiendo con personas que también disfrutan de lo mismo es una grata experiencia”, agregó.

Liz Andrade llegó de casualidad, cuando un vecino le contó sobre la iniciativa. “Yo era nueva en el barrio, y aunque ni lo conocía, me invitó (…) Es una gran oportunidad para desconectarse de la rutina de la semana, y como lo hacemos en grupo, te sientes acompañada”, señaló.

Continuar con las caminatas pese a la pandemia fue una decisión que los guías debieron sopesar. “Había temor, pero vimos que con las medidas de bioseguridad correctas, usando la mascarilla y el desinfectante, no tenía porqué haber problema”, comentó Valenzuela. Los resultados fueron positivos. “La gente volvió porque esto te daba la oportunidad de escapar un rato del encierro y conectarte con la naturaleza”.

Antes de la emergencia sanitaria, los recorridos solían hacerse de 20:00 a 22:00, ahora, mientras duren las restricciones, estas se llevan a cabo todos los miércoles de 19:00 a 20:45 y se anuncian en la página de Facebook del grupo.