
Los yachak invocaron a sus ancestros en el Quilotoa
Claman a sus deidades para que les irradien sabiduría y energía positiva. Agradecieron a la Pachamama por los frutos recibidos
Tras 20 minutos de oración, seis yachak (sabios) de diferentes partes del país lograron conectarse con los tres mundos: el andino, el de los vivos y el de los muertos.
El ritual se realizó en la sagrada laguna del Quilotoa, ubicada en la parroquia Zumbahua, del cantón Pujilí, provincia de Cotopaxi.
La ceremonia tuvo como finalidad el contacto con los dioses, representados en el agua, fuego, aire y tierra, para pedir por una mejor producción y en especial porque el hombre sea más amable con la naturaleza.
Se realizó un círculo con cuatro puntas trazadas dentro, elaboradas a base de flores multicolores, frutas y productos variados que brinda la tierra.
Los yachak ingresaron por los cuatro puntos cardinales al círculo (norte, sur, este y oeste) y se ubicaron en el centro que es donde confluyen las energías, según explican.
Invocaron al Ashpa Mama, al Taita Chimborazo, al Carihuayrazo, Quilotoa, a las lagunas Yahuarcocha y San Pablo, para que irradien su energía y sabiduría. A la Pachamama le pidieron que se haga presente con la fuerza y valor.
También invocaron a los espíritus de los ancestros, al cóndor, al puma y a la serpiente para que trasladen su energía irradiada hacia la chacana, donde se representa la dualidad de lo masculino y femenino. (F)
Hicieron ritual de purificación
Para los que asistieron al ritual no importó el frío. Lo primordial en ese momento era observar y aprender de lo que hacían los yachak.
La gente llegó desde muy temprano, no quería perderse un solo detalle. El escenario escogido fue el mirador de la laguna, ubicado a 3.910 metros sobre el nivel del mar, el lugar sagrado de los ancestros indígenas. Todo era mágico en este lugar de la provincia de Cotopaxi.
La temperatura llegaba a 9 grados. El viento susurraba y José Alberto Pasuña la acompañaba con el peculiar sonido que emitía de su instrumento andino ‘cacho’.
Después de la ceremonia, decenas de personas quisieron participar del ritual. Mario Imajinga menciona que las plantas absorben las malas energías del cuerpo.
Los sanadores se ubicaron en el centro de los cuatro puntos cardinales y limpiaron a los asistentes que deseaban tener el contacto directo con la Pachamama.
“Siempre participo de los rituales que hacen en el sector indígena porque nos ayudan a hacer conciencia sobre el respeto y cuidado a la naturaleza”, sostuvo Luis Jerez, oriundo de Latacunga.