Sorpresivas negaciones

El NO es la respuesta, por lo general sorpresiva, que el electorado suele dar a las preguntas que se le hacen en las llamadas consultas populares. Así le ocurrió durante su presidencia, el siglo pasado, a Febres Cordero cuando pretendió, mediante este procedimiento consultor, algo sobre lo cual, pensaba él, todo el mundo estaría de acuerdo, esto es que los independientes pudieran tener derecho a ser postulados a funciones públicas (en el Ejecutivo y Legislativo, sobre todo). Sin embargo, esta pregunta tan obvia fue rechazada por la mayoría de los votantes, gracias a la actividad de la oposición, dicen que dirigida por el expresidente Osvaldo Hurtado, que aprovechó el desgaste natural de todo gobierno después de más de dos años de gestión.

Lo ocurrido en el país de los “paisas” hace poco, también es ilustrativo en cuanto a la sorpresa que puede dar el sufragante. A pesar de los 4 años de diálogos en La Habana entre Santos y los de las FARC y del lógico deseo que deben tener todos los colombianos para acabar con más de medio siglo de violencia, también el NO se impuso, con una abstención altísima en las urnas. Pocos meses antes los ingleses, en otra consulta, se adhirieron al llamado “Brexit”, con lo cual quedaron fuera de la UE, con el peligro, además, de que Escocia se declare independiente del ya reducido al mínimo Imperio Británico.

Con el escándalo que se armó este año con la revelación de los “Panamá Papers”, con cierta estrategia de tipo político, que serviría para favorecer al binomio oficialista en los comicios de febrero próximo, el presidente Correa anuncia una nueva consulta popular, ya aprobada por la Corte Constitucional, que deberá llevarse a cabo simultáneamente con los comicios presidenciales y legislativos. Se le preguntará a los ecuatorianos si permitirán que quienes tengan sus bienes en los paraísos fiscales puedan ocupar funciones públicas y, además, ser candidatos para llegar a Carondelet o al palacio legislativo. Con los antecedentes del Felino, de Colombia e Inglaterra, suponemos que debe haber cierta preocupación oficial de que, a pesar de lo bien intencionada de la pregunta, la respuesta popular resulte negativa. ¿Qué opinan ustedes al respecto, queridos lectores?

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