Para miles de aspirantes que pugnan cada año por conseguir un cupo en alguna de las universidades públicas del país y pese a realizar un gran esfuerzo no lo logran, debe resultar inverosímil escuchar que, en cambio, hay otros jóvenes que habiendo conseguido una plaza, luego no la aceptan. Y, de igual modo, que ahora haya otros que pueden aceptar más de un cupo a la vez.

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Lo primero no es nuevo y ocurre desde que el proceso de admisión lo manejaba la propia Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), entidad que acumulaba y asignaba el universo de plazas disponibles en todas las universidades.

Por citar un ejemplo, en el segundo proceso de 2021, la Senescyt contaba con 118. 983 cupos, de los cuales 92.916 eran para universidades y escuelas politécnicas y 25.717 para institutos técnicos y tecnológicos.

De ese universo, 30.000 cupos no fueron aceptados por los aspirantes en la primera postulación efectuada en septiembre y quedaron disponibles para una segunda llamada, en octubre. Pero tampoco en esta fueron aceptados todos y quedaron alrededor de 17.000, ofrecidos en una tercera postulación.

En su momento, la Senescyt y expertos consultados por este Diario citaron como posibles causas que los jóvenes postulaban en entidades que luego les resultaban muy distantes de sus hogares; recibían cupos para carreras que no eran su primera opción; y no los aceptaban para poder volver a postular en otro proceso, entre otras razones.

Ahora, en cambio, que los procesos de admisión los maneja cada universidad o escuela politécnica y los aspirantes pueden inscribirse en más de una institución, se da el caso de jóvenes que obtienen un cupo en más de una entidad. Y aceptan ambos, aunque al final solo estudiarán en una de ellas.

Así lo advierten Roddy Cabezas y Raúl Carpio, quienes colaboran en la parte operativa del proceso de admisión y nivelación de nuevos alumnos en la Universidad de Guayaquil.

“Pedimos a los jóvenes que actúen con más responsabilidad”, expresa Carpio, quien recuerda que, en ambos casos, el autor les causa un perjuicio a decenas de aspirantes que luchan por uno de esos cupos. Según estiman, por cada plaza disponible en la institución para estudiar una carrera, hay al menos ocho chicos que lo disputan.

La Senescyt ha puesto a disposición de las universidades un aplicativo para que conozcan y compartan las nóminas de aspirantes que ya han recibido un cupo y no le asignen otro. Pero estos casos ocurren por la diferencia de calendarios entre cada entidad y los plazos que estas les dan a los jóvenes para que decidan si aceptan o no la plaza.

Las universidades no pueden eliminar el cupo asignado aunque el alumno lo pida después, dicen los funcionarios. Todo lo cual crea dificultades a la universidad en cuanto a planificación. Y deja cupos sin utilizar.

“Apelamos a la responsabilidad y generosidad de los estudiantes para que, en los próximos ciclos, piensen bien si realmente van a estudiar y van a aceptar el cupo, porque el momento en que él no lo acepta, podría estarle bloqueando la oportunidad a todos los otros que sí lo quieren. Entonces hay una responsabilidad de parte de los estudiantes”, insiste Carpio.

La institución estima que estos casos son un porcentaje mínimo, alrededor del 2 % de los 8.500 cupos que ofrece por semestre. Esto es, algo más de 200 plazas. Además, agrega que los cupos para los que no hay aspirantes son liberados y vuelven a ser ofrecidos en una segunda y tercera postulación. Sin embargo, como  se ha indicado, si se suman los casos registrados en las otras 30 universidades y escuelas politécnicas públicas del país, las cifras pueden ascender a miles como en 2021. 

En 2022, según cifras de la Senescyt, la Universidad de Guayaquil puso a disposición un total de 16.691 cupos, esto es, el 9,2% del total de toda la oferta del sistema universitario público del país.

EL PROCESO: NO HAY PUNTAJE MÍNIMO POR CARRERAS PARA OBTENER UN CUPO 

El sistema de admisión a la universidad pública tiene más de una década y se realiza dos veces por año (semestral), pero subsisten las dudas en cada nueva promoción de aspirantes sobre el supuesto ‘puntaje mínimo’ que deben obtener en el examen.

Esto quizás se deba a que cuando recién se implementó el sistema se estableció que para estudiar Medicina se debía obtener un mínimo de 900 puntos.

La Universidad de Guayaquil reitera que no hay puntajes mínimos por carrera y que el puntaje de postulación lo componen la prueba de admisión, que es el 50%; y la nota de grado, que es el otro 50%. A ello se agregan los puntos por las políticas de acción afirmativa.

“Una vez obtenido ese puntaje, se hace una lista ordenada de mayor a menor, desde el que tiene la mayor sumatoria al de menor puntaje y se van asignando los cupos. En algunas carreras son miles de aspirantes, en otras son cientos y en otras decenas. La demanda es grande, pero el número de cupos es limitado”, explica un funcionario de la institución.

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