
Naufragios fingidos para salvar la droga
Entre la tecnología y el ingenio, el narcotráfico busca las maneras de sortear los controles que se realizan, especialmente en los mares.
Tres operaciones conjuntas pusieron al descubierto nuevas estrategias que los narcotraficantes despliegan para salvar a su gente haciéndola pasar como náufragos y recuperar la ‘mercadería’, camuflándolas en boyas con capacidad de 550 kg.
Marco Zapata, jefe de Antinarcóticos de la Zona 8, revela que las organizaciones narcodelictivas que fueron descubiertas mediante las operaciones ‘Sin Fronteras’, ‘Centinela del Mar’ y ‘Esmeraldas-Tachina’ tenían en común ese modus operandi, cuya droga contaba con sistemas de localización satelital.
La alerta se dio en ‘Sin Fronteras’, cuya investigación duró un año con alianzas estratégicas entre Colombia, Guatemala, Costa Rica y Estados Unidos, para el intercambio de información.
Según el oficial, la red delictiva transportaba sistemáticamente el alcaloide por vía marítima. De las investigaciones se desprende que han enviado un total de 15 toneladas.
Una ecuatoriana sería quien facilitaba los equipos tecnológicos para la navegación, que eran usados por barcos pesqueros; además de boyas flotantes que tenían un sistema satelital.
“Cuando se acercaban al destino, esta droga era sumergida y, a través de las señales que emitía el GPS, la organización en el país destino la recuperaba”, detalló Zapata.
La metodología también era ejecutada cuando la organización notaba que sería interceptada por elementos de seguridad. “Se desprendían de la droga sumergiéndola y ellos eran tratados como náufragos. Después eran rescatados y devueltos al país como rescatados y enviados con salvoconducto. Luego, ellos regresaban a ubicar la droga porque sabían las coordenadas”, pormenorizó el oficial.
En este caso fueron detenidas once personas, además del decomiso de boyas con el dispositivo satelital y seis lanchas.
En ‘Centinela del Mar’, además del mismo sistema de ‘Sin Fronteras’, tenían el abastecimiento de combustible en su ruta hacia Centroamérica, de gran cantidad de barcos ubicados estratégicamente.
También usaban muebles que en el perfil costanero les daban la facilidad para el transporte, acopio y envío del alcaloide hacia las lanchas. Contaban con una lona de 12 metros para cubrir la droga en la lancha y aparentar labores de pesca.
En el último operativo, además de las boyas, se usaban unas maletas impermeables para el envío del estupefaciente.